Bienvenidos al blog del Capitán Malaspina y sus secuaces donde encontrarás reflexiones sobre ciencia, tecnologia, informática y otras cosas de pensar.

14 mayo 2011

Las iniciativas "rewilding" o restaurando la naturaleza virgen.

Creo que era Hannibal Smith, ya saben ese coronel retirado del ejército interpretado por el fallecido George Peppard, y perseguido junto a sus extrafalarios compis por un crimen que no cometieron, el que, con una enorme sonrisa de satisfacción en la cara y un tremendo purete en la mano, solía acabar los capítulos de la serie con su frase fetiche “¡Me encanta que los planes bien!”, a pesar de que éstos nunca se cumplieran tal cual los planeaba.

Bueno pues una sensación similar he debido experimentar con estas mis ansias de naturaleza salvaje, cuando he descubierto que la recreación de naturaleza virgen, rewilding en inglés, es toda una nueva estrategia de conservación en Ecología, sólidamente apoyada en publicaciones científicas, y que recientemente la misma Unión Europea ha comenzado a implementarla como base de su nueva política de conservación.

La primera vez que tuve constancia de una experiencia de “rewilding” fue en un documental que ví precisamente en los años dorados del Equipo A y al que seguramente accedí tras ver uno de sus muy educativos y siempre “impredecibles” capítulos. Serían los años ochenta del siglo pasado y el documental narraba una experiencia de liberación de elefantes, en uno de esos inmensos parques africanos, no recuerdo cuál, con un ecosistema de tipo bosque cerrado de acacias. Los gestores tenían el firme propósito de no intervenir en la evolución del parque tras esta liberación. Para su desgracia los elefantes pronto se hicieron muy numerosos y a la primera ocasión de sequía y escasez de alimentos, éstos la tomaron con los árboles a los que derribaban sin piedad para comer los brotes más altos e incluso su corteza. Destrozaron literalmente el parque, y tras la práctica eliminación del arbolado aconteció una gran hambruna. Parecía que el ecosistema se había colapsado, recuerdo que el documental comentaba la gran tensión que el ver morir de inanición a los animales ocasionó entre los propios gestores, pero decidieron mantenerse firmes en su estrategía y no intervinieron. Para su sorpresa, tras la sequia se fue afianzando un nuevo ecosistema, una sabana abierta intercalada de bosquetes, mucho más productiva en vegetales. Los elefantes se recuperaron hasta niveles óptimos, y un gran número de nuevos herbívoros se fue asentando en el territorio, y con ellos gran diversidad de carnívoros. Los resultados finales superaron todas las expectativas iniciales en términos de diversidad animal y biomasa albergada. La moraleja era que “la naturaleza es sabia” y “las cosas no son como pensamos”. Ah sí, y que los grandes mamíferos tienen un potencial increíble de transformación del entorno, para esta última consecuencia desconozco frase al uso adecuada.

Pues este tipo de ideas ha ido cobrando fuerzas entre los científicos y se ha planteado abiertamente la hipótesis sobre si los ecosistemas que conocemos deberían ser como creemos que son o realmente no sabemos mucho de ellos, incluso para aquéllos que hemos calificado de auténticamente salvajes. Especialmente si, como suele ser el caso en nuestras latitudes, ha desaparecido la mayor parte de la megafauna (fauna por encima de 100 kg). Quizás, plantean, lo adecuado sería intentar restaurar esta gran fauna y dejarla evolucionar en un ecosistema con las dimensiones adecuadas.

Las propuestas de “rewilding” hunden sus raíces en la Teoría de la Biogeografía de Islas, publicada en 1967 por Robert H. MacArthur y Edward O. Wilson según la cual la probabilidad de extinción de una población en una isla biogeográfica es función del tamaño de la población y de su grado de aislamiento. Poblaciones pequeñas y aisladas tienen una mayor riesgo de desaparación. La teoría fue formulada matemáticamente y está corroborada por multitud de datos experimentales.

Teniendo en cuenta que el aislamiento poblacional no sólo lo puede ocasionar el mar, sino cualquier tipo de barrera, sea una cadena montañosa, un río, un desierto, o incluso una autovía, (según la especie claro), los ecólogos pronto cayeron en la cuenta que la política de conservación de naturaleza basada exclusivamente en la declaración de parques naturales podría estar condenando a la extinción a muchas de las especies que se creían así preservadas en su interior.

En los años 60 se produjo una fuerte reflexión sobre la manera de evitar estas consecuencias, dadas las limitaciones prácticas, se discutía sobre qué era más importante, si conservar unas pocas áreas de gran extensión o muchas pequeñas. Inicialmente la balanza se inclinó sobre la creación de grandes áreas, y se comenzaron a declarar parques naturales de mayor tamaño. Pero en 1970 Richard Levins refinó la teoría incluyendo la idea de que, a menudo, las poblaciones no subsisten como una unidad compacta, sino distribuidas entre diferentes núcleos mas o menos conexos (las metapoblaciones), de manera que la probabilidad de supervivencia del conjunto es mucho mayor que la de sus subunidades. Si una metapoblación sufre una catástrofe y desaparece, podrá  ser reconstituida desde otra próxima. Con el tiempo, todas las  subpoblaciones  sufrirán angún evento de extinción, pero su conjunto perdurará. Los análisis de viabilidad de poblaciones (VPA) debían pues, considerar tanto las características de cada metapoblación como el análisis de sus conexiones.

La implicación práctica fue evidente, era necesario conectar entre sí los Parques Naturales para permitir el intercambio de individuos. Surgió de esta manera el concepto de corredor ecológico, es decir áreas no necesariamente valiosas por la especies que albergaban, pero que permitían el trasiego entre núcleos de reproducción. En España, el más conocido quizás sea el corredor verde de Guadalimar, creado como compensación por el desastre del vertido minero de Aznalcollar. Es un caso de corredor reducido a su mínima expresión, pues cubre poco más que las riberas del río y aún así se espera que la fauna siga educadamente nuestras indicaciones y recorra cientos de kilómetros para reconectar Doñana con Sierra Morena. Sin embargo en el mundo existen otros casos más emblemáticos como el Cinturón Verde Europeo, en el que se ha aprovechado como corredor verde el mismísimo Telón de acero, que durante la guerra fria separó la europa capitalista y comunista. En este caso, de forma parecida a Chernobyl, la ausencia de intervención humana durante décadas transformó esta franja fronteriza de miles de kilómetros en una autovía para la fauna con abundancia de osos, lobos, y linces.



No obstante, en la última década esta estrategía ha sufrido un nuevo refinamiento, y es la constatación del enorme papel regulador que la megafauna proporciona a los ecosistemas y, en especial, los grandes carnívoros. Si dejamos regenerar nuestros bosques en su ausencia el ecosistema se desarrollará de una forma no equilibrada. En esencia, el rewilding es una estrategía de conservación de la naturaleza basada en la creación de grandes núcleos de naturaleza salvaje conectados por corredores naturales y en la reintroducción de grandes depredarores y especies clave. Un paso decisivo en el afianzamiento de esta teoría fué el éxito de la reintroducción del lobo en Yellowstone. Percibido inicialmente con gran temor por los ganaderos limítrofes, pronto se vió que el lobo prefería predar sobre las poblaciones salvajes de herbívoros. Éstos no sólo vieron sus sobrepoblaciones controladas de forma natural sino que tuvieron que variar su estrategía de forrajeo seleccionando los lugares de mayor protección frente al lobo y permitiendo la regeneración del bosque en las zonas abandonadas. De nuevo la presencia de una especie clave redefinía lo que creíamos era el paisaje natural.

A raíz de este éxito han surgido grandes proyectos de rewilding en todo el mundo, todos con iniciativa privada, a menudo desde ong ecologistas. Es el caso de la enorme “Iniciativa de Conservación de Yellowstone Yukon” (Y2Y) que uniría a través de corredores ecológicos diversos parques naturales entre las Montañas Rocosas, Cordillera Mackenzie y Montañas Columbia. Se trata de un espacio de 1.300.000 km2 algo así como toda España, Francia e Italia juntas. Otras iniciativas son los Parques de la Paz en Africa, Gondwana Link en Australia, o el Área de Conservación de Guanacaste, en Costa Rica. En Europa dos importantes iniciativas PAN Parks y Rewilding europe tienen el ambicioso objetivo de conseguir para 2020 un millón de hectáreas bajo este tipo de gestión. Basan su actuación en la adhesión de los gestores/administradores de un determinado espacio natural a unos principios básicos, a saber:
  • Protección de los procesos forestales naturales, no está permitida la explotación forestal del bosque, ni tan siquiera, las talas sanitarias, el desbroce o la retirada de los árboles muertos.
  • La caza y la pesca son actividades extractivas y por tanto no permitidas.
  • La agricultura y ganadaría tradicionales son importantes para la bioversidad, pero más aún lo son la estepas, praderas y riberas que ocupan estas actividades y de las que apenas quedan ejemplos en Europa, por tanto ni siquiera estas actividades están permitidas.
  • Las construcción de carreteras y caminos tampoco está permitida, se alienta la eliminación de las existentes.
  • Deben poseer una gran superficie no fragmentada de hábitats naturales, que posibilite la presencia de poblaciones saludables de especies clave (oso, lince, lobos).
  • La mayoria de las especies de megafauna europea (bisonte europeo, caballo salvaje, etc.) se extinguieron o casi, el importante papel ecológico que estas ejercían en el medio debe ser sustituido por el de especies equivalentes, aunque está sean sus descendientes domésticos. La condición es que se trate de poblaciones asilvestradas capaces de sobrevivir en el medio sin ningún tipo de intervención humana.
  • No está permitida la construcción en el interior del parque.
  • Sólo dos actividades están permitidas el turismo ecologico y sostenible y la restauración de determinados ecosistemas.
Pan Europa ya ha certificado doce parques por toda Europa, en Iberia se localiza el portugués Peneda Gerés, donde los caballos salvajes son un elemento clave de su restauración natural. Rewilding europe ya dispone de cinco proyectos que en un futuro le permitirián alcanzar su objetivo de 1.000.000 has., sólo uno de ellos localizado también en la sierra Morena portuguesa es susceptbile de ampliarse a más de esa superficie. En España no existe todavía ninguno, como siempre vamos al menos una década por detrás, pero con suerte a ver si alguien se anima, candidatos no faltarían

Pero la cosa no acaba aquí en 2005 un tal Paul S. Martin, a todas luces un loco visionario, publicó un libro titulado Twilight of the Mammoths: Ice Age Extinctions and the Rewilding of America (University of California Press, 2005). Sosteniendo que para que el ecosistema norteamericano realmente alcanzara un equilibrio deberían reintroducirse la mayor parte de la megafauna desaparecida y en su defecto deberían introducrise leones, elefantes, camellos, búfalos, etc. La propuesta iba en serio, e imagínense la que se montó, pero el caso es que hoy día el concepto de Pleistoceno Park es una realidad y existen diversas iniciativas para su puesta en práctica.

Una idea tan transgresora merece un nuevo post... y a fe mía que así será. Hasta no mucho tardar.

07 mayo 2011

Clonación animal, redención humana: resucitando especies.

Con el sano propósito de seleccionar la fauna que debiera habitar ese espacio de naturaleza virgen del que hablaba en mi anterior post, me he puesto a revisar las comunidades faunísticas de la España neolítica, y, para mi sorpresa, he descubierto que el catálogo habrá de ser más amplio de lo que imaginaba, pues existen proyectos serios para recuperar varias especies extintas. Urgando un poco más en el tema me he dado cuenta que estamos al comienzo de una auténtica revolución; la era de la “resurección de especies”. Me parece algo imparable pues sólo el negocio de exhibición es innegable, pero además está el interés ecológico por restaurar los ecosistemas completos y, porque no decirlo, también el interés de tipo ético o de justicia moral de intentar devolver a la naturaleza aquello que le arrebatamos.
Hace unos años la revista New Scientist publicó una lista de las diez especies candidatas a la resurección en un corto plazo. Incluían al mamut, rinoceronte lanudo, tigre de tasmania, moa, dodo, perezoso gigante, oso de las cavernas, castor gigante y glyptodon. La lista, de dudosa base científica, resultó todo un éxito y fue copiada hasta la saciedad. Sin embargo, considerando las posibilidades técnicas de hoy día, se me antoja harto breve, de manera que voy a presentar un resumen de especies que podrían resucitarse según técnicas disponibles. Dicho sea de paso, todo esto al margen de la polémica que puede generar el sentido ético y práctico, especialmente en el caso de que sus hábitats ya no existan. En cualquier caso las técnicas posibles serían las siguientes:

02 mayo 2011

La españa salvaje..?

Comentaba en el anterior post la gran expectación que la creación de una reserva natural en Chernobyl y la posibilidad de contemplar la gran fauna que ahora lo puebla, ha despertado entre el público. Algo lógico si consideramos que educados, en buena medida, por mamá TV en mil documentales sobre las grandes migraciones de fauna salvaje en la sabanas africanas o en las tundras árticas, sobre grandes comunidades de hervíboros, sobre enormes carnívoros en eterna lucha por la supervivencia,  y sobre espacios infinitos donde la mano del hombre no ha llegado, que inevitablemente ha surgido toda una generación que ansía tener algo de esa “wilderness” (no sé traducirlo convenientemente) en el patio trasero de casa o al menos al alcance de un depósito de gasolina. Confieso que yo pertenezco a esa generación para la que contemplar naturaleza virgen es un placer y cuanto más extensa y más inalterada, mejor.

Por desgracia es harto complicado sino imposible observar algo de eso en España. Sé que me la juego con esta afirmación, pues también hemos sido “educados” en los esplendores naturales de Iberia, que nos han convencido de que vivimos en el “mejor de los mundos posibles”. No ignoro que se me pueden arrojar mil cifras en contra. Poseemos más de 13 millones de hectáreas de bosque, algo así como el 26% de la superficie nacional, somos el segundo país europeo en superficie forestal, sólo por detrás de Suecia y por delante de incluso Finlandia. Además también somos el segundo país, esta vez del mundo, en aumento neto anual de superficie forestal (296.000 hectáreas) sólo detrás de países tan extensos como China y por delante de Vietnan y Estados Unidos. Este aumento es principalmente debido al abandono de tierras de cultivo y regeneración natural de la superficie boscosa. Con 72 especies arbóreas nuestro arbolado es el más diverso de toda Europa. Poseemos una red de espacios protegidos bien consolidada que ampara al 46% de nuestros bosques. En definitiva, pareciera que efectivamente somos la “reserva de biodiversidad de Europa”.


Bueno a quién eso dice, yo le aconsejaría viajar más. De todas formas, para no entrar en una lucha comparativa entre naciones (no quisiera yo iniciar una crisis ecopolítica europea que bastante liada está ya la cosa) diré que yo me estoy refiriendo al concepto de bosque primario o bosque virgen. O mejor dicho al concepto de paisaje virgen, no necesariamente un bosque y a algo mucho mayor que un valle. Por aclararnos un poco, técnicamente se habla bosque virgen de aquél que se ha mantenido inalterado durante miles de años, no tocado por la mano del hombre (el old-growth forest de los ingleses). Bosque secundario es el que surge por degradación del primario tras un incendio o desastre natural, regenerado a partir del banco natural de semillas. Bosque natural es un bosque regenerado que ha alcanzado una madurez similar a la de un bosque virgen, proceso que puede durar cientos de años. Bosque seminatural sería un bosque maduro en vías de alcanzar el clímax de un bosque natural. Después están otros tipos de bosques como el artificial o las plantaciones forestales. Esta clasificación puede ser arbitraria, hay muchas más, pero no caprichosa, pues les aseguro que atravesar un bosque virgen es una experiencia única. En primer lugar se aprecia la diversidad de edad de los árboles, abundan los ejemplares centenarios. Esto es, aquellos que por contados para nosotros son árboles monumentales protegidos individualmente, como la encina de las 1000 ovejas del Valle de la Alcudia, pues se dice que a su sombra podía sestear un rebaño tal, pues imagínense un bosque entero a base de esos. El dosel, su altura, se sitúa mucho más arriba de los 10-20 metros acostumbrados, hay más estratos de vegetación por tanto, las lianas abundan. Es difícil transitar pues el suelo está lleno de troncos y tocones caídos, abundan los ejemplares semicaídos, la capa de suelo por acumulación de hojas y humus es enorme, actúa como esponja de la humedad y aún en climas secos la almacena todo el año. Los hormigueros a base de acículas amontonadas abundan y sobrepasan el metro de altura, junto con los hongos han acelerado el reciclado de nutrientes a tasas inconcebibles para nuestros bosques actuales. La diversidad de plantas y animales se dispara en términos comparativos.

¿Cuántos de esos bosques quedan es España? Respuesta correcta ninguno, ¿y al menos naturales? Ninguno. Incluso algunos de los bosques que pasan por ser de los más conservados de nuestra geografía como el Bosque de Muniellos sólo entrarían en la clasificación de seminatural, pues ha conocido el hacha hace menos de cien años. Hagan cálculos ustedes mismos, resten a los bosques conocidos los que son repoblación, los que son adehesados, los pastoreados, los que tienen menos de cien años, los que son explotados forestalmente, los que son fragmentados por cortafuegos y caminos, los que incluyen poblamiento humano anque sea disperso, los incendiados, etc y ya me dirán qué les queda.

¿Cuántos quedan en Europa?, pues bastante más, cierto que la mayoría del bosque virgen está en Rusia y países nórdicos como Finlandia, pero no hay que olvidar el de Białowieża en Polonia, el bosque de Perucica en la antigua Bosnia herzergovina del que os adjunto una imagen, determinados bosques de los Cárpatos Rumanos en Banato y Oltenia, bosques mediterráneos naturales como el de Elatia en Grecia.....¡Ah si! Y el que a buen seguro lo será dentro unos años: Chernobyl en Ucrania y Bielorusia.

No es que quiera presentar un paisaje desolador, ciertamente nuestros bosques son maravillosos y yo estoy que no espero a que deje de llover para darme un paseo por uno de ellos. Pero creo que es necesario recuperar algo así como la “memoria histórica” de la naturaleza salvaje para no juzgar como “climax” espacios que en absoluto lo son, para no dar por cerradas representaciones faunísticas incompletas, para ser más ambiciosos y justos con quen tanto debemos.

Vamos lo que me a mí me encantaría es que se destinara una superficie adecuada a tal fin, a generar un espacio salvaje libre toda intervención humana, donde la naturaleza evolucionará a su antojo, donde poder reintroducir las comunidades faunísticas completas, donde manadas de herbivoros sufran el azote de manadas de lobos. Sí, sí me he delatado, quiero un Chernobyl (no radiactivo) o un Yelowstone ibérico, un santuario salvaje en definitiva.

¿Acaso no es suficiente la actual red de espacios protegidos? Bueno creo que no, además ser de escasa superficie para lo que yo estoy hablando, en todos ellos se permite la explotación “tradicional” sea agricultura, ganadería, caza o tala sostenible. Además muchas veces los parques naturales tienen más de parque que de natural. En España un espacio protegido prima más la función social y suele ser sinónimo de disfrute público, es decir obligatoriamente debe ser accesible a todos. En numerosas ocasiones ha supuesto que rincones olvidados reciban un aluvión de visitas, que para facilitarlas se construyan sendas, carreteras, aparcamientos, se diseñen itinerarios se llene de cartelitos, zonas de observación, lugares de descanso, barbacoas, cantinas, se editen folletos para que vaya más gente.


Que sí, que sí, que todos tenemos derecho, que la educación ambiental es necesaria y que las comunidades locales necesitan ver que un espacio protegido es una oportunidad de desarrollo. Pero sé de más de un ecologista que calla y prefiere no se declaren protegidos espacios olvidados. Además no creo que ninguna Administración pública sea capaz de renunciar a toda gestión sobre un porción de su territorio, aunque sea con cortafuegos, habilitando pistas, gestionando fauna, controlando plagas, eliminando maleza y cosas de esas. Pero es que estoy caprichoso y yo lo que quiero es naturaleza virgen, aunque sea un único ejemplo.

Y aunque parezca sorprendente se trata de toda una tendencia en ecología y de un clamor popular. Es una tendencia porque muchos científicos buscan afanosamente cuáles deberían ser los modelos hacia los que dirigir la restauración de ecosistemas cuando no queda ningún ejemplo real que copiar. Para solucionar estas carencias a menudo se ha recurrido a la descripción histórica, a la palinología, a la zooarqueología, a los modelos matemáticos, pero todo son descripciones fragmentarias. Por ejemplo ¿es el lince ibérico una especia típica de marismas porque abunda en Doñana? ¿porque no entonces dejar al naturaleza seguir su curso? También es una demanda popular y en los últimos años han surgido diversas iniciativas privadas con intentos más menos serios o más o menos comerciales de reconstruir este tipo de espacios como la reserva francesa de caballos przewalskii del Sistema Central francés que creó la ong TAHK , o la finca Alladale en Escocia, una reserva privada sotenida por el turismo ecológico de lujo donde reintrodujeron el alce, o ya intentos más serios como la inmensa reserva privada de Pumalin en la Patagonia Chilena y Argentina con 3250 km2 todos propiedad del multimillonario Douglas Tompkins, en Sudáfrica hay iniciativas similares. En España yo me creía un lunático pero escribiendo sobre el tema me topé con este foro el lince ibérico y con éste otro celtiberia donde comprobé el interés inmediato que suscita el tema, y tanto me he animado que en el próximo post voy a describir cómo debería ser, en mi opinión, este espacio salvaje en España e incluso mojarme a proponer candidatos por si algún multimillonario se anima (eh! Douglas me oyes..?).