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16 noviembre 2010

El murciano ¿un castellano mal hablado o un mozárabe decente? (Parte I)

Asisto con creciente preocupación a la estereo-tipificación del murciano como ese personaje zanguango donde los haya, mal hablado y digno de toda mofa. Abundan cada vez más en prensa, radio y televisión y, cómo no, en la propia red, los skechts que consolidan este cliché, y se regodean especialmente en su peculiar forma de hablar cuya roma sonoridad delata inequívocamente una basteza difícil ya de encontrar en este nuestro Reino de España. En no mucho tardar los chistes de Lepe acabarán renombrándose como chistes "panochos", un justo alivio para los leperos, pero por desgracia una sentencia de muerte para el panocho. Y no me crean contrario al uso cómico de estos estereotipos, en definitiva en mayor o menor grado todas las comunidades los sufren, y he de reconocer que me resultan graciosos. Sin embargo no comparto que gran parte de esta burla se centre en la mofa del habla en sí. Pero lo que ya me indigna es la benevolencia con la que mis paisanos consienten tal circunstancia.

En no pocas ocasiones ha surgido la discusión entre amigos sobre la "vulgaridad" del panocho en cuanto a habla tosca e inculta. Diré que quienes así piensan cometen un grave error y manifiestan un cierto prejuicio cultural, que creo, en última instancia, encierra un fuerte complejo de inferioridad común por otra parte al resto de las hablas del sur (es curioso en el mapa de dialectos de España todas la variedades del norte son reconocidas como lenguas, mientras que las del sur son dialectos).



Es difícil cambiar la percepción sonora y más aún psicológica de un habla. Pienso que la única manera de eliminar estos prejuicios es con el conocimiento del origen real de estas "malformaciones" del castellano. Sólo así y mediado el tiempo podrá operarse algún cambio. La idea preconcebida es que las diferencias respecto al castellano son fruto de la ignorancia y atraso cultural de los murcianos. Bien pues, analicemos esa ignorancia a través de la siguiente frase cuya patente falta de inspiración es fruto de la conveniencia (y que un servidor es de ciencias):

"Valgemme lö cielö: Seis to'h unos guarro, quitarse ya mesmo el robin con lä toballä"

Las diferencias con el castellano serían mucho más notorias si se realizara una transcripción fonética adecuada, aunque he de decir que el alfafabeto castellano es claramente inadecuado para esta labor. De cualquier manera, no se halla dificultad alguna en su compresión y se pensaría que es un castellano mal hablado. Rasgos que inducen tal idea son la tan ridiculizada formación de plurales por eliminación de las eses y alargamiento de la vocal final "lo cielo", uno de los rasgos fonéticos que más intentamos esconder en el habla culta (y por otro lado un recurso cómico muy en voga); la mala conjugación verbal "seis" por "sois"; palabras simplemente mal dichas como "toballa" o "robín". Pues bien ocurre que la formación de este tipo de plural es idéntica al italiano, toballa y robín son palabras también italianas, la conjugación verbal de "seis" también lo es. Es decir, al menos en este caso las variaciones podrían no ser fruto de la incultura sino de una influencia cultural peculiar. Comentaré que la presencia de italianos en Murcia está documentada desde la época árabe. Piénsese en la importante industria sericícola desarrollada en la Región y que propició importantes relaciones comerciales y culturales con las entonces repúblicas de Génova, Lombardía, Pisa, etc. Existen otros rasgos fonéticos comunes con el italiano:

-Pronunciación del grupo consonántico CT como TT (murc. vittoria, it. vittoria)
-Grupo consonántico PT como TT (murc. acettar; it. acettare) y en murciano incluso se redujo a -T- como en "dotrina" (doctrina) o "lletura" (lectura)
-Ámbos presentan la -t final latina caída (murc. localidá; it. località)

Sin embargo en el cómputo global de palabras del murciano (unas 15000!!!) las identificables como italianas son muy minoritarias. Lo realmente interesante del ejemplo es que lo que a primera vista parecen deformaciones aleatorias, una vez analizadas en conjunto, son susceptibles de ser tipificadas como reglas, y a través de varias de estas reglas es posible relacionar una lengua con otra. Es lo que se denomina el "método comparativo", se trata de una herramienta muy poderosa pues convenientemente tratada (existen técnicas estadísticas para ello) permite establecer el grado de parentesco entre varios idiomas, el tiempo transcurrido desde su separación y hasta ha permitido reconstruir por completo alguna lengua muerta a partir de sus dialectos "descendientes". Viene a ser algo así como el análisis genético del ADN, sólo que en este caso en lugar de analizar diferencias en la secuencia de pares de base, analizamos diferencias entre fonemas.

Para ser honesto diré que el método no está exento de subjetividad (como el ADN) y que la influencia italiana bien pudiera deberse a ello. No obstante, ahondaré en esta línea argumental. Coexisten en el murciano numerosas "reglas de deformación del castellano" que permiten relacionar el murciano con otras lenguas. Una de ellas es el latín, y no a través del castellano sino a su pesar. Algunos ejemplos.

  • DICIR (cast- decir) viene del latín DICERE.
  • METÁ (cast. mitad) se relaciona con MEITAD
  • DEFUNTO (cast. difunto) en latín DEFUNCTUS
  • PUNCHAR (cast. pinchar) en latin PUNCTIARE
  • CUPURUCHO (cast. cabeza) de CAPUT
  • CAMPUSINO (cat. campesino) del latín CAMPUS
  • Pero quizás el más llamativo sea la existencia de diez vocales por conservación de la forma breve y larga de cada vocal.
La existencia de esta relación plantea una gran duda ¿Cómo pudo influir el latín en el murciano, si no hubo contacto histórico entre ambos dialectos o lenguas? ¿Y si procede del castellano cómo se relatinizó? Bueno, la realidad es que sí hubo un cierto contacto pero no directo, ni a través del castellano sino del mozárabe.

Murcia fue la región española de los territorios conquistados, donde más subsistió el sustrato ibero-visigodo. Como saben no fue conquistada sino que hubo un tratado con el rey visigodo Teodomiro que permitió la subsistencia de la herencia visigoda en territorio musulmán. De hecho los visigodos conservaron tanto su raíz y fueron tan numerosos que protagonizaron diversas revueltas retomando el poder en diversas ocasiones. Estos muladíes, mozárabes,o lo que fueran, mantuvieron su lengua original, la "latinía", nombre que daban los árabes a esa lengua con semblanzas del latín. Esta lengua era no sólo usada por cristianos del sureste sino también por gran parte de la población musulmana que descendía de cristianos (muladíes). Las referencias a la lengua hispano-latina hablada en el sureste peninsular, son numerosas; Ibn Buqlaris o Ibn al-Baitar, hicieron en su obra repetidas alusiones a un dialecto hablado por los mozárabes del sureste de la península Ibérica, denominándolo ora latinía ora aljamía del oriente del Andalus. El sabio murciano Ibn Sïdah dejó su testimonio sobre su convivencia con el habla romance en la Murcia del siglo XI. Textos aljamiados se han descubierto en varias localidades pero hasta hace relativamente poco no se descifró que en realidad era la lengua romance escrita en caligrafia árabe. Para muestra un botón:



Sea como fuere,  a la reconquista el sustrato mozárabe o muladí debía ser numeroso sino mayoritario. A tenor de los números la influencia de los nuevos colonos catalanes o castellanos no debió ser tan grande como algunos estiman, ya que, según los libros del Heredamiento, hablamos en inicio de menos de 2000 colonos frente a decenas de miles de residentes. Y es en esta época en los siglos XIII y XIV donde se gesta el murciano. Es decir sobre una base base hispano-latina arabizada (más de 3000 arabismos en el murciano) se añadieron diferentes elementos aragoneses, catalanes, castellanos y provenzales, que a día de hoy son mayoría sobre los mozárabes y árabes.

Vocablos mozárabes exclusivos serían (recuérdese origen latino no árabe): ababol, abusión, abruzar, abuzarse y ausarse, aguaitar, aínas, alfarra, alminio, aniaga, angor, arciprés, aseguranza, azarja, babaza y babosa y barbacha y barbacho, barchilla, birlocha, buque, cabolo, caliche, cándido, cauz, corbo, cutir, cherol, folla, follar, fosal, galapatero, gerol, haldar, hampar, hogaril, janglón, juntamento, manate, mandrón, margarite y margarín, melis, Migalo, morciguillo, pagamenta, pancha, percanzar, perfolla, quejero y quijero, reluzángano, saldorija, servar, suco, súpito, tuera, vana, vecindado, visibilo.

Pero recordemos que el mozárabe era lengua romance muy similar al castellano, aragonés y catalán. Las semejanzas son patentes en un poema mozárabe como éste:

"Pasharikos chuchulean
En los arvoles de flor
Ay debasho se asentan
Los ke sufren del amor"


Deben ser interpretadas no como deformación del castellano o del catalán, sino como evidencia de un substrato original común, el latín. Es importante ser consciente de esta semejanza, y de la subjetividad de esta interpretación. Durante mucho tiempo, se pretendió enseñar el catalán como un dialecto de castellano y analizar sus vocablos como derivación del mismo y no del latín. Pues bien, el mozárabe surgió en la misma época y siguió siendo hablado en Murcia, puede que de forma mayoritaria, hasta la reconquista, obviamente evolucionando y tomando numerosos préstamos del árabe. A raíz de esta hipótesis, algunos lingüistas han lanzado la teoría del murciano como heredero de la aljamía del sur, enriquecida con el árabe. Sostienen que es necesaria una reinterpretación, que muchos de los vocablos que se interpretan como del valenciano-catalán, o del castellano, son más fácilmente interpretables como derivados del mozárabe. Ciertamente una hipótesis interesante y una línea de investigación sugerente.

Debe notarse además los moriscos subsistieron en Murcia hasta el siglo XVIII, más que en ninguna otra región de España. Curiosamente el panocho que es el sub-dialecto murciano de la Vega Media es el que posee más vocablos mozárabes.

Entre los rasgos achacables a aquel romance andalusí se hallan la diptongación de `e´ y `o´ breves latinas, la irregularidad en la vocal final por efecto de apócopes y epéntesis (canute / canuto, almoraduje, asín, cauz, rede, troj / troje, espante, abercoque) palatalización de /l/ inicial (llengua o yengua, llampo o yampo, etc.), la abertura del diptongo -ei- en -ai-, la conservación de sordas intervocálicas, numerosos casos de conservación de grupos consonánticos -NS-, FL-, CL-, etc., vacilaciones en la aspiración de la /f/ latina, permuta entre las vocales átonas O<>U y E<>I, uso de -LY- en lugar de -L-, etc..

A día de hoy no se puede aseverar tajantemente nada, tradicionalmente se ha considerado al murciano como un dialecto del castellano, así me lo enseñaron a mí. Hasta hace bien poco la Real Academia Española lo consideraba un dialecto del aragonés, posteriormente fue considerado un dialecto de transición entre el castellano y el catalán. Durante un tiempo los catalanes sustentaron la hipótesis del murciano como dialecto catalán, que fue de hecho impartida en sus colegios. Hoy día las academias catalanas consideran al murciano un dialecto pidgin, esto es una "lengua franca", surgida de la mezcla del catalán, aragonés, castellano, árabe, mozárabe, íbero y alguna más que no recuerdo. Ahora nos encontramos con la hipótesis del sustrato ibero-mozárabe, e incluso he oído hablar del dialecto cartaginés-hispano rural (ahí es nada...). Para mí carece de importancia como quiera que se le defina, la gran cantidad de influencias lingüísticas están claras, son reconocidas por todos, decidir cual es el sustrato primigenio, qué lengua influyó más, cuál es el origen correcto de cada palabra, es cosa que dejo a los expertos. En cualquier caso, dejan claro que el murciano no es fruto de la incultura, sino de la mezcla de culturas, a una escala no igualada por ninguna otra lengua de la península, que encierra y conserva auténticas joyas lingüísticas que nos retrotraen a nuestros orígenes y que sólo por eso merece la pena ser conservado y valorado.

En la siguiente parte me centraré en los prejuicios culturales y como se perdió el habla culta, pero sobre todo intentaré ser más breve.