Bienvenidos al blog del Capitán Malaspina y sus secuaces donde encontrarás reflexiones sobre ciencia, tecnologia, informática y otras cosas de pensar.

31 marzo 2010

EL DÍA DE MAÑANA QUE NO LLEGA

Pues eso parece, para alivio de científicos y accionistas inmobiliarios parece confirmado que el escenario catastrofista recreado en la película "El dia de mañana" del director Roland Emmerich no se está produciendo. Ya saben la peli esa en la que de la noche a la mañana entramos en una nueva era glacial, se hiela todo de repente a menos chorrocientos grados, y los lobos en un par de días invaden el nuevo mundo en busca de modernas caperucitas. Pues ese escenario, o al menos la pequeña parte creíble que contenía es el que se ha descartado. No crean hasta hace bien poco los datos indicaban que se estaba comenzando el cambio climático que nos llevaría a una nueva edad de hielo, que por cierto, orbitalmente hablando, ya nos toca.



Me explico, como saben el hecho de que en gran parte de Europa disfrutemos de un clima mucho más benigno se debe a la influencia tropical de la Corriente cálida del Golfo y a los vientos que sobre ella se generan y recorren nuestro continente, algo que explique en mi anterior post. La latitud a la que sentimos sus efectos es algo que cambia más o menos cíclicamente de acuerdo al índice NAO, pero han existido épocas en la que su influencia ha sido nula. La causa ha sido que la "cinta transportadora" que la genera ha desaparecido o se ha debilitado en demasía. Esta cinta funciona así, en aguas del Caribe se genera una capa superficial de agua cálida y poco densa que fluye en superficie hacia Europa, durante el camino la evaporación hace aumentar levemente la salinidad, pero al alcanzar latitudes polares se enfría repentinamente aumenta más su densidad y en consecuencia se hunde en una auténtica cascada submarina hacia los fondos oceánicos. A esta profundidad retorna hacia el caribe nuevamente donde por advención asciende y se calienta de nuevo. Forma así un bucle ininterrumpido con dos motores el Caribe que calienta y el Ártico que enfría y hunde. En realidad es bastante más complicado, el camino de retorno es mucho más laberíntico y alcanza varios oceános, la Antartida, y otros lares pero para no complicar en demasía prefiero no entrar en detalles.


La zona de hundimiento de estas aguas, ha variado a lo largo de la historia reciente del Cuaternario. Por lo normal (nuestro normal) éste ocurre a la altura Oceáno Ártico, pero diversos cambios climáticos como los provocados por los ciclos orbitales o de Milankovicht influyen el calentamiento diferencial de ambos extremos de la cinta y pueden hacer que el hundimiento ocurra bastante antes y Europa quede al margen de este influjo cálido. Es entonces cuando los glaciares avanzan sobre el viejo contiente hasta latitudes meridionales. Estos episodios se conocen como "edades de hielo" y como muchos de uds. saben han ocurrido cíclicamente a lo largo de los últimos 400.000 años y mucho más atrás. De hecho si atendemos a la duración de los estadíos climáticos lo normal es una europa helada, los periodos interglaciares cálidos como el que nos encontramos actualmente son poco duraderos a escala geológica. Esto es algo bien conocido, lo que llamó realmente la atencion a los investigadores es el análisis de la variaciones en la zona de hundimiento, que habitualmente se produce en los Mares Nórdicos y en los mares meridionales que circundan la Antártida, particularmente en el mar de Wedell. Las variaciones en la localización de la zona de hundimiento es algo que ha quedado bien marcado en el registro geológico de los fondos marinos gracias a la lluvia de derrubios glaciares que los icebergs ocasionan al derretirse. Estas variaciones evidenciaron que se habian producido cortes y retrocesos en la "cinta transportadora" en la escala de sólo decenas de años. Un instante en la escala geológica y que los guionistas del "día de mañana" tomaron al pie de la letra. Se barajaron diversas hipótesis, influencias volcánicas, aumentos en la descarga de agua dulce superficial de los grandes rios rusos (Lena,Yansen,...) o fenómenos violentos como la descarga repentina de un gran lago glacial, el lago Agassiz formado durante la desglaciación del manto Laurentino en Norteamerica. En cualquier caso la cinta transportadora parecía disponer de una especie de interruptor que la desconectaba de tiempo en tiempo.

Hace cinco años en un artículo publicado en la prestigiosa revista científica Nature, un análisis de las variaciones de salinidad y temperatura registradas a bordo de campañas oceanográficas durante el periodo 1957-2004 sugería un descenso del 30% en el flujo de la cinta más allá de los 26ºN. En el "clima" actual de catástrofe climática, se planteó la posibilidad de que el calentamiento global de los últimos años pudiera ser uno de los resortes de dicho interruptor.
Sin embargo los nuevos datos publicados publicados en Geophysical Research Letters y procedentes de mediciones centimétricas a través de imágenes satélite y boyas de deriva submarinas indican que nada de eso ha ocurrido.

Bueno al menos por una vez falsa alarma, si es que con estos científicos no gana uno para sustos....

21 marzo 2010

¿Porqué llueve tanto este invierno?

Tengo la mala costumbre de aprovechar los fines de semana para hacer alguna que otra escapadita al monte, pero este invierno me ha resultado prácticamente imposible. Casi con precisión matemática todos los fines de semana ha llegado el temporal de turno y me ha jorobado el plan. De hecho este mismo puente, probé por fin a escaparme a Almería, se supone el lugar más árido de España... y aquí estoy encerrado en un bar viéndola caer, la lluvia. Lo que para desgracia vuestra ha desembocado en un nuevo post que digerir.

Creo que el tema de este invierno lluvioso ha empezado a salirse de madre, no por el tiempo, pobrecito él, sino por la demagogia climática. En una reciente entrevista de Iñaki Gabilondo al presidente de la Junta Andaluza, José Antonio Griñán achacó al cambio climático las inundaciones que está sufriendo su comunidad. Lo que viene a ser la versión nacional del famoso "affaire" de Rajendra Pachauri , el nobelado presidente del IPCC, cuando le pillaron en falsete afirmando que los glaciares del Himalaya desaparecerían en 20 años. La cosa está llegando a extremos y pareciera que no hay desgracia que no sea motivada por el cambio climático, terremoto de Chile incluido. Y claro digo yo "al César lo que es del César" y al clima lo que es del clima.

Que este invierno está siendo especialmente lluvioso salta a la vista. Para muestra un botón, la Cuenca del Segura, la de la sequía estructural, se halla a un 64% de su capacidad y subiendo. Lo que es mucho para un sistema de embalses sobredimensionado para hacer frente a las "ríadas" (ahí está el truco). Con 660 hm3 embalsados hasta el momento, se halla casi al doble que hace un año, Y eso considerando que 2009 fue un año bastante más húmedo que los diez anteriores.


No se trata de un fenómeno meramente local, sino que este invierno todo el área mediterránea se ha visto favorecida por unas generosas precipitaciones de media un 200% superiores, tal y como se aprecia en los recién publicados mapas de precipitación de la NOAA que les presento a continuación.


Como observarán, si bien el aumento de precipitación ha sido general en toda Europa, se ha producido de forma más acusada en el área mediterránea. Por contra el descenso térmico ha sido proporcionalmente mayor en el norte, mientras que en el sur ha sido más leve. La razón no es nada extraña, ni cambio climático, ni magia negra, ni ná de ná. Es algo de lo más normal y predecible. Se debe a la "Oscilación del Atlántico Norte" (léase con voz trémula y grave). Encontrarán una buena explicación en la magnífica página Historia del Clima de la Tierra. Para los que no tienen tiempo de grandes lecturas se lo resumo yo, que además hasta ahora no estoy vetado.

Como muchos saben el hecho de que en buena parte de Europa no padezcamos los rigores invernales de ciudades a igual latitud como Delaware, Carolina o incluso Washington (este último casi a igual latitud que Murcia), se debe a la corriente cálida del Golfo. Esta corriente marina formada en aguas del Caribe atraviesa el Atlántico y alcanza Europa a nivel de las costas inglesas aportando todo el calor que una corriente de agua cálida de 100 metros de profundidad y hasta 1000 km de anchura puede aportar. De esta manera británicos y vecinos no se nos congelan del todo en invierno y todavía tienen fuerzas para echar una escapadita a España y su circuito invernal de golf. La intensidad con que la corriente afecta al interior del continente euroasiático se debe a los vientos del Oeste (westerflies) que absorven el calor de la masa de agua y lo transportan al interior. Vientos fuertes suponen inviernos menos severos y más húmedos. Pues bien la potencia de esos vientos, sobre todo de Diciembre a Marzo, es consecuencia del gradiente de presión entre el Anticiclón de las Azores y la baja presión de Islandia. Dicho gradiente se conoce índice NAO (North Atlantic Oscillation), y se establece como referencia las medidas de presión entre Ponta Delgada en las Azores y Stykkisholmur en Islandia. Una gran diferencia en la presión en las dos estaciones (NAO+) potenciará los vientos del Oeste que harán su entrada más al norte y, consecuentemente, veranos frescos e inviernos medios y húmedos en Europa Central y en su fachada atlántica. En contraste, si el índice es bajo (NAO-), la entrada de vientos acontece más al sur quedando invadido el Norte de Europa por la Baja Islandesa y sus fríos inviernos polares, mientras el Sur recibe la influencia de los vientos recalentados en la Corriente del Golfo de tal modo que se incrementa la actividad tormentosa y las lluvias.



Si se han fijado en los mapas del tiempo de los telediarios y en sus imágenes del Meteosat, este año todas la tormentas vienen más del sur, no entran por Galicia como otros años, clara señal de que estamos en un NAO-. El índice NAO cambia de año en año en una especie de versión Atlántica del fenómeno del Niño. Todavía no se conoce exactamente cómo se produce esta oscilación, algunos investigadores creen que existen ciclos de fluctuación a la escala de décadas pero está todavía por determinarse claramente su mecanismo.

Pues bien, ese es el secreto de las grandes lluvias de este año, no hacen falta grandes modelos informáticos, ni ser un experto climatólogo. Aunque para liar la cosa (no podría dejar yo las cosas claras...) parece ser que un NAO- implica un verano cálido, ¿será éste el origen de las cabañuelas.... ? ;-)

17 marzo 2010

MI MAPA DEL UNIVERSO (II)

VIA LACTEA
Conviene ir cambiado la visión clásica de nuestra Vía Láctea como la de una tranquila galaxia de tamaño medio que surca apaciblemente el espacio con sus brazos espirales girando lentamente en torno al núcleo galáctico. Nada que ver con aquellas aterradoras imágenes del Hubble de galaxias en colisión o siendo engullidas por agujeros negros con las que los astrónomos nos quieren asustar. Pues ocurre que la realidad es peor todavía, los últimos datos indican que vivimos en una galaxia supermasiva y caníbal, que se dedica a devorar a otras galaxias, que en estos instantes está en plena colisión, que su interior encierra un gigantesco agujero negro y que incluso éste queda en ridículo frente al Gran Atractor al que nos dirigimos. Mucha novedad para digerir de golpe, así que la desmembraré poco a poco, siguiendo nuestro recorrido hacia el exterior.

Como muchos saben la nuestra es una galaxia espiral que básicamente consta de un centro galáctico, donde se acumulan las estrellas, y un par de brazos el de Perseo y el Scutum-Centaurus, el resto de brazos son menores o secundarios, como es el caso del Brazo de Orión en el que estamos ahora localizados. Estos brazos estań rodeados exteriormente por un Halo de estrellas viejas y diversos cluster globulares. En el centro galáctico, oculto por la gran concentración de jóvenes estrellas (vale y por que no se ve), existe un agujero negro supermasivo, en torno al cual orbita toda la galaxia. Con 100.000 años luz de longitud y unos 1.000 de grosor se creía que nuestra galaxia era normalita, ahora se sabe que es una galaxia supermasiva, es de decir de las grandes de las que tienen muchas estrellas, entre 200-400 mil millones de estrellas. De hecho es más grande que la que se creía que era nuestra hermana mayor, la Galaxia de Andrómeda. Para hacernos una idea, si la galaxia fuera un disco de 10 metros de radio, llenos de granos de arena nuestro sistema solar, nube de Ort incluida, ocuparía un puntito de 0,1 mm, como para buscarlo.

Al parecer, los científicos estudiando el movimiento y la composición de las estrellas de la Vía Láctea se han dado cuenta que algunos grupos de ellas se deplazan en direcciones inverosímiles y tienen una composición química netamente diferente, vamos que no son de aquí. Estas “corrientes estelares” sólo tienen una explicación: son los restos de galaxias enanas engullidas por la Vía Láctea. Se han descubierto casi una docena de estas corrientes como la Corriente de Arturo, la de Heimi, Palomar 5, Anticentro, Huérfana. Algunas de ellas todavía no han sido absorbidas del todo por la galaxia, pero nuestra gravedad ya las ha desestructurado y forman arcos o anillos en nuestro entorno. Es el caso de la corriente de Sagitario que son los restos de una glaxia enana de nada menos que 100 millones de masas solares. Otras galaxias están ahora iniciando su atracción hacia nosotros y se perciben todavia como nubes más o menos compactas, es el caso de las nubes de Magallanes inmersas en la corriente de Magallanes

Algo más lejos se sitúan varias galaxias enanas que orbitan de forma más o menos estable la Vía Láctea. Son la Enana de Sagitario, Enana del Can Mayor, Enana de la Osa Menor, Enana de Draco, Enana de Carina, Enana de Sextans, Enana de Sculptor, Enana de Fornax, Leo I, Leo II y Enana de Tucana (recordad ya no hablamos de estrellas sino de galaxias enteras). En total no menos de 21 galaxias enanas esferoidales (dSph) junto con diversos torrentes de estrellas, nubes de alta velocidad (HVC) y velocidad intermedia (IVC) se encuentran asociadas gravitatoriamente con la nuestra.

GRUPO LOCAL
Nuestra galaxia no permanece estática en en Universo, sino que se desplaza y lo hace vinculada con otras galaxias con las que constituye el Grupo Local (pues sí a estas alturas de la gira y todavía estamos con localismos, el gran viaje realmente comienza ahora). El Grupo Local se deplaza como un todo, está dominado por la Vía Lactea y la Galaxia de Andrómeda junto con todas sus galaxias satélite (unas 50). Existen otras galaxias libres como M33 que giran en torno el centro de gravedad del sistema Via Lactea- Andŕomeda. Estas dos últimas se aproximan una a otra a 500.000 km/h con lo que habrá una gran colisión dentro de 5.000 millones de años, así que vayan reservando entradas para el espectáculo, no digan que no les avisé con tiempo.



Un inciso, el caso es que hemos empezado a hablar de galaxias y más galaxias con total familiaridad, y no nos damos cuenta que hasta hace poco más de un siglo, creíamos que el Universo entero estaba formado básicamente por las estrellas. Todo cuanto veíamos en el cielo, todas sus estrellas pertenecían a nuestra Vía Láctea, y en consecuencia la estrella más lejana visible marcaba la última frontera del Universo entero. Con la mejora en los telescopios, se descubrió que habían otras galaxias, en realidad ya se conocían algunas a simple vista, y que estaban formadas también por estrellas. El Universo era mucho más grande de lo imaginado ¿seríamos nosotros y todas las estrellas también una galaxia, una más?. Entonces lanzamos el Hubble, el telescopio espacial, y a alguien se le ocurrió “vamos a enfocar muy lejos, lo más lejos que podamos, a ver que es lo que hay”. Se enfocó a una distancia de hasta 12.000 millones de años luz, casi en los límites del universo, a una pequeña región en la constelación Osa Mayor de sólo 144” de arco prácticamente vacía de estrellas que taparan lo que había detrás. Con suerte veríamos algunas galaxias más. Y resultó que tras diez dias de exposición apareció la foto que presento abajo y ya archiconocida como Campo Profundo del Hubble, y eso lo cambió todo....


No eran un par de galaxias sino tres mil, y eso en una región minúscula del campo de observación. El Universo era ciertamente grande y estaba lleno de cosas por descubrir. La foto originó más de 400 artículos científicos y se empezó a hablar de estructura del universo. Se crearon entonces telescopios con la tarea específica de crear mapas tridimensionales de todas las galaxias, el más conocido de ellos el SDSS (Sloan Digital Sky survey) el cual lleva cartografiadas más de 200.000 galaxia. De esta manera, poco a poco surgieron los primeros “mapas del universo”. Se descubrío que, en contra de lo que a simple vista parece indicar la Imagen de Campo Profundo del Hubble, la disposición de las galaxias no es al azar, entre un 5-10% de ellas están apiñadas en cúmulos que superan los 1000 componentes.

Gracias a este tipo de datos, sabemos que todas las galaxias del Grupo Local se desplazan hacia el Gran Atractor, que es un enorme agujero negro supermasivo que arrastra a más de 100 grupos y clústeres de galaxias a los que devorará si la propia expansión del universo no lo impide. Este conjunto de galaxias se denomina “Supercúmulo de Virgo” pues el cúmulo de Virgo es el mayor. Tiene una masa global de 100.000.000.000.000 de masas solares, aunque la mayor partes es materia oscura. Consta de dos componentes: un disco sensiblemente aplanado (con 2/3 de las galaxias luminosas del supercúmulo), y un halo aproximadamente esférico.

A partir de esta escala cambia notablemente el patrón de distribución casi fractal que hemos relatada hasta ahora. El Supercúmulo se halla rodeado de otros Supercúmulos, y Cúmulos dispuesto en una especie de filamentos o nubes alargadas. La disposición global de todos estos es extraña. Una analogía útil es como si existiera una espuma espacial de burbujas de jabón, los superclusters y filamentos sólo pueden localizarse en la superfice de las pompas entre la intersección de varias de ellas. Es decir, la mayor parte del espacio estaría hueco, si existe un creador hizo el universo soplando brbujas con una pajita en un vaso de detergente. Las estructuras filamentosas o nubes alargadas parecen ser mucho más numerosas. Esta disposición parece ser consecuencia de la distribución de la materia oscura las galaxias sólo seguirían su distribución.

A veces estas intersecciones de burbujas forman largas estructuras filamentosas tridimensionales que se han denominado murallas, es el caso de la Muralla CFA, o de la Gran Muralla SLOAM que con 1.37 mil millones años luz de longitud pasa por ser la mayor estructura conocida del universo. Estaría situada a unos 1000 millones de años luz de la tierra.

El caso es que cuando se descubrieron todas estas gigantescas, enormes, inconmensurables estructuras, o cualesquiera que sean los adjetivos adecuados, para sorpresa de los astrónomos... los físicos se echaron a temblar. Ocurrió que una de las asunciones de la teoria de la relatividad y pieza clave de la moderna cosmología es el denominado “principio cosmológico”, según el cual el universo en promedio es homogéneo (sin grandes grumos) e isótropo (con el mismo aspecto en todas direcciones). En cambio los mapas evidenciaban que el universo seguía mostrando estructuras, cada vez más grandes, no habia homogeneidad. ¿Se habría equivocado Einstein?

Afortunadamente SLOAM prosiguió su catalogo galáctico y llego a los 200 Mpc, en este punto al observar en conjunto el mapa los astrónomos detectaron lo que se ha denominado “el fin de la grandeza” . A esta escala, en realidad a partir de 100 Mpc el universo es homogéneo e isótropo, los grandes cúmulos,los filamentos, las murallas y todo lo demás está distribuido al azar. El sinvergüenza de Einstein volvió a reirse desde su tumba, tenia razón, como siempre.

Bueno y hasta aquí puedo leer.... ya nada más sabemos de lo que hay detrás. Durante milenios las grandes religiones y sus cosmogonias han intentando decirnos cómo era nuestro universo; plano con una bóveda de cristal llena de estrellas, descansando en los lomos de una tortuga, encerrado en sucesivas figuras geométricas, en la cima de montañas, etc . Ahora recapitulemos, estamos orbitando una estrella inmensa, rodeados por anillos de asteroides, atravesando una nube a 6000ºC, encerrada en una burbuja que gira alrededor de una galaxia que se dirige a un agujero negro, cuya enorme gravedad ha creado un supercúmulo de galaxias, con sus miles de millones de estrellas y sistemas planetarios, que se alojan en un tejido cósmico que parece hecho de burbujas.... ciertamente la realidad ha superado con creces la ficción.

Apenas hemos escrutado una mínima parte de un Universo que tiene 14.000 millones de años luz, esperamos que no aparezcan nuevas megaestructuras, que integren las grandes murallas, pero seguro que habrán nuevas sorpresas, SLOAM sigue trabajando.

Pues después de todo este lío de burbujas, cinturones, clústers, superclusters y "sotromoyos" ya están en condiciones de intentar identificar al padre de todos los zooms. Eso sí, al final he decidido añadir otro video para completar la estructura a gran escala del universo. Algo que la película CONTACT no pudo incluir pues se trata de descubrimientos posteriores, ella se quedó en la "Imagen de Campo Profundo del Hubble". Ale! que lo disfruten, espero no haber sido muy pesado. ;-)


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Como siempre Wikipedia ¡¡muchas gracias!!










MI MAPA DEL UNIVERSO (I)

A veces la ciencia avanza tanto y tan rápido, que todo cuanto aprendimos en el colegio ha quedado obsoleto y desfasado, incluso para los que intentan mantenerse al día no da apenas tiempo a asimilar tanto descubrimiento. Conviene entonces parar un poco y dedicar un tiempo a recapitular y buscar el sitio de lo nuevo entre lo viejo, eliminar lo inútil y adquirir una nueva visión de conjunto. Bueno, pues en esta ocasión me voy a dedicar a dar un pequeño repaso a cuanto sabemos (o al menos a cuanto yo he recopilado) de nuestra localización en el Cosmos. No pretendo entrar en sus complejidades ni implicaciones, sino simplemente lanzar un pequeño fogonazo a nuestras retinas. Algo similar a la impresión que produce ver nuestro primer planeta a través del ocular de un telescopio, cuando de repente nos damos cuenta de que esa luz brillante del firmamento es ciertamente un planeta, que se mueve muy rápida, que no es simplemente un punto luminoso y plano sino una esfera con volumen y estructura. Nuestro cerebro sufre un pequeño "shock", e incrédulo, de forma automática y sin pensamiento consciente alguno, nos incita una y otra vez a alternar entre la mirada a simple vista y la del telescopio. Con este cambio de escala intenta otorgarle una distancia, una perspectiva como haría con cualquier objeto del mundo cotidiano, busca detectar su volumen, sus detalles. Al final de una u otra forma ese punto luminoso queda catalogado en nuestra psiquis y ya cada vez que lo veamos no será lo mismo: "es un planeta y está allí al lado..."

Es mi intención que al término de este post el lector pueda identificar las diferentes estructuras que aparecen en el hasta ahora es el "padre de todos los zoom", y auténtica delicia para los aficionados, que es el inicio de la película Contact, cuyo guión como sabéis lo escribió el mismísimo Carl Sagan. No es pues mera casualidad la veracidad y riqueza de detalles de esta escena. Al final del post os dejo el enlace a ver si os atrevéis. De momento prefiero ignorarlo, así que "suerte maestro y al toro":

SISTEMA SOLAR

Como todos saben la Tierra se halla en el interior de una burbuja de plasma magnetizado muy poco denso que flota en una inmensa nube de hidrógeno y helio. Esta burbuja, en cuyo interior se encuentra todo el Sistema Solar, recibe el nombre de Heliosfera. Ha sido creada por el empuje del viento solar barriendo el medio interestelar hasta la heliopausa a unos 15.000 millones de kilómetros. Esta distancia fluctúa ya que depende del equilibrio de fuerzas entre el viento solar y el empuje del medio interestelar, a veces un sol especialmente activo amplia sus límites, otras las explosión lejana de una supernova o el atravesar una region galaćtica especialmente densa, los reducen.

En el centro de esa burbuja se encuentra el Sol, una estrella bastante normal del tipo G2. Constituye nada menos que el 99% de la masa del sistema. Durante un tiempo se barajó la posibilidad de que viviéramos en un sistema estelar binario y que el Sol tuviera una pequeña compañera, en este caso una enana marrón o roja que se llegó a bautizar como Némesis. Su orbita sería muy elíptica con un periodo de unos 25 m.a.. Hubo quien afirmó que era la causa de las extinciones masivas que con idéntica periodicidad experimenta la Tierra. En todo caso no se descarta que se descubran otras estrellas compañeras del Sol, pues las estrellas solitarias son muy raras y lo normal es que la misma nebulosa protosolar tenga un "parto múltiple", queda claro que deberían situarse ya fuera de la heliosfera.

Aparte del propio Sol existen numerosos tipos de objetos, muchos de ellos conformando estructuras singulares, cuya naturaleza y disposición se entienden mejor si describimos aunque sea brevemente su origen. La totalidad del sistema solar, astro rey incluido, se forma a partir una nebulosa protosolar en la que una anomalía gravitatoria comienza a traer el gas y el polvo en torno a sí formando un disco de acreción circumestelar que gira en torno a su plano ecuatorial. La mayor parte de la nube, gas y polvo, un 99% es acretado lentamente por la estrella central mientras que el material exterior se difunde lentamente hacia distancias mayores conservando el momento angular . Este disco circumplanetario se enriqueció con cenizas de elementos extraños (Fe, Si, Ca, etc) creadas en las reacciones de fusión de la estrella central y arrojadas al vacio por el viento solar. El material exterior frío se condensa en granos de hielo que se unen formando cuerpos progresivamente mayores hasta adquirir suficiente masa para influir gravitacionalmente las órbitas de otros cuerpos cercanos y atraerlos. Estos cuerpos reciben el nombre de planetesimales. En las regiones internas del sistema estelar también se forman planetesimales pero las altas temperaturas impiden la formación de hielo. El proceso sigue formando cuerpos menores en todo el disco, cuando estos cuerpos son los suficientemente grandes como para que su gravedad por presión hidrostática les confiera un aspecto más o menos esférico se llaman genéricamente planetas. Es el caso de Ceres, Haumaea, Makemake, Plutón y el más grande de ellos Eris. La mayor parte de ellos se halla en compañía de otros planetesimales o cuerpos menores. Pero ocurre que a veces estos planetas son tan grandes que su gravedad atrae hacia sí a los vecinos o los desvía hacia el espacio exterior, de manera que el disco se presenta de forma discontinua en la proximidad de la órbita de estos planetas. Es el caso de Mercurio, Venus, Tierra y Marte. Un resto del disco permanece entre la órbita de Marte y Júpiter y recibe el nombre de cinturón de asteroides. En su interior se “oculta” un planeta enano denominado Ceres y tres planetas menores: 4 Vesta, 2 Palas y 10 Higia. Por su distancia al Sol todos estos cuerpos son de naturaleza rocosa o metálica y pequeño tamaño. A veces queda un fragmento parcial del anillo no completamente eliminado y los cuerpos integrantes orbitan de forma agrupada como persiguiendo al planeta, en tal caso se les denomina Troyanos. En la órbita de Júpiter hay dos grupos de éstos con unos 4000 integrantes, pero se estima que su número real puede ser superior al millón. Existen otros grupos de troyanos en Marte y Neptuno. En órbitas próximas a la Tierra también hay pequeños grupos de asteroides.

Lógicamente el cinturón de asteroides ha quedado completamente eliminado en la región de los gigantes gaseosos (Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno) mas allá de la órbita de Neptuno existe un segundo anillo denominado cinturón de Kuiper, constituido por objetos de naturaleza helada. Su extensión es enorme desde las 30 hasta la 50 UA (UA=distancia media entre la Tierra y el Sol). Los objetos descubiertos hasta ahora varían entre los 100 y los 2400 km de diámetro. Por lo que varios de ellos fueron clasificados como planetas enanos (Eris, Plutón, FY9 y 2003 EL61). De forma sorprendente este cinturón acaba de forma brusca en el denominado acantilado de Kuiper, algo que sería explicable si esta región hubiese sido “limpiada” por otro planeta gigante por descubrir.



Existe un tercer anillo, el más grande, en realidad una nube esférica de cuerpos menores. Se cree que la nube de Oort se extiende desde 2.000 o 5.000 UA hasta 50.000 UA del Sol. La nube de Oort se puede dividir en dos regiones: la nube de Oort exterior , de forma esférica, y la nube de Hills, que tiene forma toroidal. La nube podría albergar entre uno y cien billones de cuerpos, siendo su masa unas cinco veces la de la Tierra. Sólo han sido bautizados cuatros objetos de esta nube Sedna, CR15, SQ372 y KV42. Los dos primeros por su gran tamaño se consideran planetas enanos.

En todos estos anillos diversas perturbaciones orbitales, colisiones o explosiones, pueden hacer que alguno de estos objetos abandone la "manada" y tracen su propia órbita. Si su naturaleza es helada se llama cometa pues al aproximarse al sol desarrollan una extensa cola de vapor y cenizas, si su naturaleza es más bien rocosa se llama meteoroide o asteroide pues al aproximarse al sol tiene un brillo patente. En general todos esto cuerpos acaban destrozados por el Sol y Júpiter o barridos fuera del sistema Solar, salvo algunos rebeldes que se dedican a extinguir dinosaurios allende se escondan y cosas de esas.

Existe un último tipo de planetas denominados satélites que orbitan a otros planetas. En algunos casos son realmente grandes y son auténticos planetas. Es el caso de la Tierra que para algunos astrónomos sería un sistema doble de dos planetas Tierra-Luna, pues esta última es demasiado grande para ser considerada un mero satélite. Otros satélites con “alma” de planeta son Io, Europa, Ganímedes o Calixto. Muchos otros planetas disponen de sus propios satélites, hasta un total de 177 que por supuesto no voy a enumerar.

LA BURBUJA LOCAL
Bueno pues ya que conocemos a grandes rasgos la región más cercana, por así decirlo el jardín de la casa, pasemos entonces al vecindario. Ocurre que en el deambular de esta nuestra burbuja nos hallamos atravesando una enorme nube de gas molecular conocida como la Nube Interestelar Local. Es tan grande que ya no valen las UA para medirla y se utiliza el año luz. En concreto tiene 30 años luz (30*9.460.000.000.000 km), es decir, a sus efectos, somos como una gota de agua en el oceáno . Su temperatura es de 6.000ºC, la misma que la superficie del Sol. Nos cruzamos en su camino hace unos 150.000 años y llevamos todo este tiempo atravesándola. Si lo piensan no es más que una escapada de "fin de semana" comparado con los 4.500 millones de años que llevamos de peregrinar. Por lo que puede decirse que nos despediremos en breve, en sólo 20.000 años.

Sin embargo en su inmensidad, esta nube se halla flotando en el interior de otra burbuja mucho mayor conocida como Burbuja Local que es otro hueco creado en el medio interestelar por la explosión de una supernova. No es la explosión que originó nuestro sistema, simplemente era zona de paso de nuestra ruta. Nuestro lugar de nacimiento quedó atrás muy lejos en el camino en la constelación de Gemini y parece ser que nuestra madre fue una supernova llamada Gemina de la que sólo resta un púlsar. Volviendo a la burbuja local, sus dimensiones son de unos 350 años luz. No es esférica sino irregular y se trata en realidad de varias burbujas que se han unido cual pompas de jabón al encontrarse unas con otras formando esta "superburbuja". Alguna de ellas tienen su origen en la explosión de supernovas pertenecientes a la Asociación Alfa-Centauro que son nuestras estrellas vecinas más próximas ya a 380 años luz (nos vamos alejando). De todas ellas la más grande es Antares, pero percibimos mejor a Sirio que es la más cercana. Esta asociación contiene en realidad tres subgrupos con unas 2000 estrellas cada uno, además de diversas nubes de gas formadoras de nuevas estrellas, lo que ocasiona frecuentes explosiones, se cree que una de estas explosiones hace 3 m.a. contaminó nuestra heliosfera enriqueciéndola en hierro.

EL BRAZO DE ORIÓN:
Cerca, es decir en unos 1500 años luz, existen otras nubes moleculares de alta densidad como la grieta del Águila (Aquila Rift) que rodea regiones de estrellas en formación, o la la Nebulosa Gum, una región de hidrógeno gaseoso ionizado. Bueno pues nosotros, las nubes moleculares, las burbujas, la materia oscura, donde quiera que esté, y la inmensa mayoría de las estrellas que vemos en el firmamento estamos en el Brazo de Orión, que es uno de los brazos espirales que parten del centro de nuestra galaxia. Como en el caso de la burbuja local, no pertecemos al Brazo de Orión, simplemente estamos de paso por él, anteriormente ya hemos visitado los otros brazos de la Vía Láctea. De hecho nos desplazamos continuamente arriba y abajo del plano orbital de giro del brazo en una especie de movimiento de vaivén. Esto ha tenido mucha importancia en nuestra historia pues al atravesar la zona central del brazo, rica en estrellas y supernovas, es mucho más probable que la explosión de alguna de éstas nos pillara cerca y fuéramos bombardeados por ráfagas de rayos cósmicos. Este hecho tuvo no sólo profunda influencia en nuestros cambios climáticos sino también con algún que otro fenómeno de extinción masiva como el del Permo-Triásico y, por supuesto, con el surgimiento de seres mitológicos como la masa, la cosa, los cuatro fantasticos e incluso algunos miembros de la patrulla X (Spiderman fue por picadura de araña radiactiva).
El brazo es en realidad una acumulación de estrellas, pulsares, nubes moleculares o nebulosas, agujeros negros bueno ya saben, todo ese tipo de cosas con las que se tropieza uno cuando pretende dar un tranquilo paseo por las galaxias. Juntos emiten suficiente brillo para trazar una franja luminosa en nuestro cielo nocturno; la vía láctea que no es sino una visión de la misma vista de canto pues nosotros mismos estamos en el plano de rotación. El brazo de Orión tiene unos 3500 años luz de ancho por 10.000 años luz de largo, lo que no es mucho para una galaxia de unos 100.000 a.l. De hecho es un brazo menor comparado con los más proximos como el de Perseo o Sagitario. La burbuja local se localizaría en estos momentos aproximadamente en la mitad de su extensión, a unos 26.000 años luz del centro galáctico.

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12 marzo 2010

La Pascua de Ascensión (II)

Diagrama de Byrhtferth. Tabla para el cálculo del COMPUTUS

En el artículo anterior habíamos llegado a las estipulaciones que con respecto a la fecha de celebración de la Pascua de Resurrección habían sido dictadas en el Concilio de Nicea. Había dicho que parecían ser convincentes, pero que contenían errores de bulto ocultos. Trataremos de ellos ahora.

El primero fue el de no unificar la forma en que había de calcularse el mes lunar. La intrínseca imprecisión de las fases lunares unida a la precariedad de medios de cálculo de la época habría hecho que se llegaran a elaborar tablas lunares con distintos métodos y distintos resultados, por lo que la Pascua tendría lugar en diferentes fechas según el cálculo que se hubiera seguido. En lugar de utilizar las tablas de Ptolomeo, que eran la aproximación más realística conocida a la duración exacta del mes lunar, la Iglesia Romana calculaba la fase de la luna usando un ciclo de 84 años (el Laterculus Augustalis). En cambio, la Iglesia Alejandrina hacía el cálculo según el ciclo del astrónomo ateniense Metón (432 a.C.). El ciclo metónico es una aproximación bastante buena a lo que sería el mínimo común múltiplo de los periodos orbitales de la Tierra alrededor del sol y de la Luna alrededor de la Tierra. Metón, descubrió que en un ciclo de 19 años solares hay casi exactamente 235 meses lunares. El “casi” viene porque astronómicamente hay 2 horas de diferencia entre un periodo y el otro. Estas diferencias hicieron que en Alejandría la Pascua pudiera caer un 25 de abril, mientras que en Roma nunca sería después del 21 de abril.

Como ejemplo de la disparidad de criterios de la época, señalaré que el cálculo de Metón no permaneció invariable, sino que sufrió múltiples adaptaciones y ajustes. Anatolio, alejandrino que fue obispo de Laodicea -hoy Siria- (277 d.C.) adaptó el ciclo métonico al cálculo pascual, partiendo del principio de que el mes pascual coincide con el equinoccio vernal. Poco después (303-304 d.C.) fue readaptado por Pedro de Alejandría que hizo que el inicio coincidiera con el primer día del mes de Tot (29 de agosto) del año 284-285. A esta corrección le siguió la de Teófilo y posteriormente la de Cirilo (431 d.C.), que postuló un ciclo de 95 años en lugar de 19.

La polémica estaba nuevamente servida, y duró como doscientos años más, hasta que en el 525, el Papa Juan I encargó al monje Dionisio el Exigüo (1) datar el año exacto del nacimiento de Jesucristo, para establecer en esta fecha el inicio del conteo de años actual (Anno Domini). Dionisio considerado un erudito en la materia consiguió también convencer a los romanos de que el cálculo alejandrino era superior al que usaban ellos y que debían adoptarlo, unificando así los criterios y dando fin a la polémica, que no al problema.

Otro error de Nicea fue considerar que el equinoccio sucede invariante el 21 de marzo, cuando la realidad es que, astronómicamente hablando, ocurre entre el 19 y el 21 de marzo según nuestro calendario actual. Si la luna llena fuera un 20 de marzo y el equinoccio ocurriera según se nos dice el 21 (como siempre ha de ocurrir según Nicea), tendríamos que esperar al siguiente plenilunio para hallar el Domingo de Gloria, pero en cambio si el equinoccio astronómico hubiera sido el 19, esa luna llena sería la que determinara la llegada del Domingo de Pascua. Si se establece una regla es para seguirla, no para saltársela.

Por el momento, aceptaremos pulpo como animal de compañía, y dejaremos que sea el 21 de marzo por decreto, ya que este error es de menor orden que el siguiente, el cual, todo hay que decirlo, no fue introducido por el Concilio de Nicea sino por Julio César. O mejor dicho, por Sosígenes.

En el 325, año de la celebración del Concilio de Nicea, se usaba el Calendario Juliano, promovido por Julio César en el 46 a.C.. César contrató al matemático alejandrino Sosígenes para que elaborara un calendario basado en las estaciones solares, y no en los períodos lunares como en el que se usaba en Roma hasta la fecha. El motivo fue que la agricultura y las campañas militares se guiaban por las estaciones solares, difícilmente adaptables a un calendario lunar. Sosígenes se basó en el calendario solar egipcio e hizo un cálculo extremadamente preciso para los medios de la época. El matemático advirtió que si partíamos de una posición de la tierra respecto del sol, pongamos el equinoccio de primavera (en el que el día y la noche tienen igual duración), hasta que la tierra volviera a ocupar esa misma posición ésta rotaba sobre su propio eje 365 días y 6 horas, equivocándose sólo en 11 minutos y 14.75 segundos que contó de más. El año trópico dura 365,242190402 días, o 365 días, 5 horas, 48 minutos y 45.25 segundos.

De acuerdo a ésto, Sosígenes dividió el año en 365 días y como le sobraban seis horas por año, añadió un día más cada 4 años, para compensar la diferencia (6h*4=24h). Son los años bisiestos, que reciben su nombre del 24 de febrero ya que el día que se añadía era un segundo 24 de febrero (2).

Para entendernos mejor: en el tiempo que tarda el planeta Tierra en darle una vuelta completa a la estrella Sol (movimiento de traslación) no es un múltiplo exacto del tiempo que tarda el planeta Tierra en rotar sobre sí mismo. Si estos tiempos fueran múltiplos entre sí, no habría necesidad de los ajustes bisiestos. Tomemos el Solsticio de Primavera. Es el momento en que la Tierra está en un punto medio de su trayectoria alrededor del Sol, haciendo que el día dure las mismas horas que la noche. En la fecha anterior, la noche duró un poquito más que el día, y en la fecha posterior al equinoccio, el día será un poquito más largo que la noche. Suponga por ejemplo que un año cualquiera el equinoccio de primavera ocurre a las 12:00:00 de la mañana del 19 de marzo en su localidad. Sería algo parecido a la imagen siguiente:

La línea que atraviesa la Tierra de arriba a abajo simula su trayectoria alrededor del Sol. La intersección con la línea punteada marca el punto donde ocurre el equinoccio, y en ese momento, en su localidad son las 12:00, mediodía solar.

El siguiente equinoccio de primavera ocurrirá exactamente un año después, y también será un 19 de marzo, pero en lugar de a las 12 de la mañana, su reloj marcará las 17:48:45 de la tarde. El planeta Tierra estará exactamente en la misma posición respecto a la estrella Sol que hace un año, pero desde entonces ha rotado 365,242190402 veces, haciendo que en vez de las doce de la mañana sean las cinco y cuarenta y ocho minutos de la tarde. La imagen siguiente muestra el concepto:

Tras su periplo anual, la Tierra ha regresado al punto de partida, pero su rotación ha hecho que en su localidad, sea un poco más tarde que cuando ocurrió lo mismo el año pasado Ya no es mediodía, sino la hora del té.

Obsérvese que al año siguiente, el equinoccio ocurrirá de noche, a las 22:36 (5h 48' más tarde), y que el siguiente ocurrirá pasadas las tres de la mañana del día 20 de marzo. Así sucesivamente hasta que el 29 de febrero de un año bisiesto nos haga "retroceder" 24 horas en nuestro calendario y el equinoccio vuelva a ocurrir el 19 de marzo, pero esta vez un poquito antes de las 12:00 hora española. Para consultar los equinoccios venideros puede ir a la página http://aa.usno.navy.mil/data/docs/EarthSeasons.php


El desfase de 11 minutos y 14,75 segundos de Sosígenes se fue acumulando (en un siglo, siete horas, en tres siglos casi 24, etc.), de tal forma que para el año 1582, el equinoccio de primavera (el de verdad), ocurrió el 11 de marzo, ¡10 días antes de lo previsto por el Concilio de Nicea!, quedando en entredicho la fiabilidad del Concilio. Si se seguía así, ¡se corría el peligro de juntar Navidad con Semana Santa!. Ello motivó que el papa Gregorio XIII emprendiera una reforma para ajustar las fechas otra vez. En marzo de 1582 por un decreto pontificio, el Papa obligó a las estaciones a empezar cuando debían empezar, no cuando les viniera en gana. Abolió el calendario juliano e impuso el nuevo Calendario Gregoriano, a la par que adelantó la fecha diez días para recuperar el tiempo perdido y conseguir que el año civil coincidiera con el año trópico. También consiguió que el año litúrgico recuperara su sentido original, haciendo coincidir al equinoccio con el comienzo de la Pascua. Y así Santa Teresa de Ávila, que murió el 4 de octubre de 1582, fue enterrada … ¡10 días después!, el 15 de octubre. Lo que pasó es que a la pobre le pilló de lleno el avance de fecha gregoriano, y murió justo el día en que se adelantaba el calendario. Aunque fue enterrada al día siguiente, la historia insiste en que fue velada durante 10 días. ¡Pobres de sus familiares!

La forma en la que el Calendario Gregoriano realizó este ajuste fue adaptando los ciclos, y el ajuste fue doble:

1. Por un lado, se eliminaron los años bisiestos que terminaran en 00 (múltiplos de 100), dejándolos en años normales de 365 días.

2. De la regla anterior exceptuarán los años múltiplos de 400: estos sí que serán bisiestos (por eso el 2000 fue bisiesto, aunque no le tocaba).

La idea es sencilla: a 400 años le corresponden 100 bisiestos (uno cada cuatro años), pero le quitaremos 3 ocurrencias bisiestas (la del año 100, la del 200, y la del 300, lo que suma tres días o 72 horas), y así, en un ciclo de 400 años existirán 97 años bisiestos: Cada 100 años hay 25 bisiestos en teoría (100/4=25), pero como el último no se cuenta porque termina en 00, sólo contamos 24 bisiestos cada 100 años. Cada 400 años hay 24*4=96 años bisiestos, pero como el último, que es múltiplo de 400 sí que se cuenta, al final nos da 97 años bisiestos. Esto hace que en 400 años hayan 146.097 días (97 años bisiestos de 366 días y 303 años normales de 365 días, hacen un total de 146.097). Si sacamos la media de días por año nos da 365.2425 días por año, algo muy ajustado a las 365,242190402 rotaciones anuales de la tierra en un ciclo de traslación. La diferencia es de 0,0003095 días o 26,74 segundos al año de error. Esto quiere decir que nos sobrará un día cada 3.300 años. Anóteselo usted en la agenda del año 4.852, porque esto empezó a hacerse en 1.532.

Pero aunque el Calendario Gregoriano es bastante perfecto, y fue adoptado en Occidente progresivamente, no todo el mundo lo asumió. En muchos países, sobre todo aquellos que siguieron el rito ortodoxo tras el Cisma de 1054 se continuó con el Calendario Juliano. En concreto, Grecia no comenzó a usar el Calendario Gregoriano hasta 1.923, o sea, que fueron más tozudos que los romanos y alejandrinos con Nicea y tardaron casi 400 años en dar el brazo a torcer.

Hoy día con los adelantos tecnológicos que tenemos, es posible utilizar los ordenadores para calcular la fecha de la Pascua de Resurrección de cualquier año. Básicamente se usan dos algoritmos: la fórmula de Johann Carl Friedrich Gauss y la más precisa de Jean Meeus (1927 - ). Cualquiera de las dos es de farragosa explicación, así que es mejor usar alguna de las calculadoras online que puede encontrar en la red para saber cuando preparar sus vacaciones de Semana Santa.

Y esto es todo. Posiblemente en un futuro (más bien lejano, creo yo), otro decreto papal establezca que el equinoccio de primavera sea cuando realmente ocurre en términos astronómicos, y no cuando dijo el Concilio de Nicea que debía ser, haciendo que las celebraciones pascuales se aproximen lo máximo posible a la realidad astronómica del universo. Y además se conseguiría que el pulpo dejara de ser animal de compañía para convertirse en animal comestible, aunque algunos ya hemos adoptado esa sana costumbre de celebrar el equinoccio en su fecha astronómica, y así podernos comer de vez en cuando uno de éstos sin cargo de conciencia alguno.

Me queda decirles por último que he puesto en conocimiento de mi amiga Ascensión toda esta historia, que fue con la que comenzó esta investigación. Ascensión, una vez enterada del motivo de la variabilidad de su onomástica, ha tomado la decisión más razonable, porque considera que a ella sí que le han hecho la Pascua con el día de su santo. Irá al registro civil para cambiar su nombre por el de Josefina. Así, siempre celebrará su santo el 19 de marzo, fecha que será fiesta ya caiga en el equinoccio vernal, o en domingo, o en plenilunio, o en la alineación de Venus con Saturno en la casa Orión el Chico por la parte de arriba a la derecha según se va entrando en Aries tras esquivar a Acuario.

Un saludo.
Pulsar Informaticks.

Fuentes:
http://es.wikipedia.org http://infotobarra.en.eresmas.com/cuandocae.htm http://www.cienciahoy.org.ar/hoy35/pasc01.htm http://www.cienciahoy.org.ar/hoy36/cartlect.htm http://blogs.diariovasco.com/index.php/bigbang/2009/04/08/calculo_del_domingo_de_pascua http://www.experiencefestival.com/a/computus/id/2001913 http://www.experiencefestival.com/a/computus%20-%20theory/id/1251821
http://en.wikipedia.org/wiki/Computus


Notas:

(1) Dionisio, aunque matemático, no le llegaba a la altura del betún a Sosígenes. No digo que fuera mal científico, sino que se equivocó en su cálculo, no se sabe bien en cuanto, pero se estima que cometió un error de 4 y 7 años al calcular el año del reinado de Herodes Antipas, fecha en la que se basó para obtener la fecha del nacimiento de Cristo. Es posible que para cuando Dionisio dice que fue la matanza de los inocentes, Jesús ya estuviera jugando a las canicas en lugar de estar en el regazo de María. Ah, si Hipatia hubiera nacido un poquito antes del Concilio de Nicea, y no hubiera sido tan pagana...

(2) Los romanos no tenían semanas como nosotros las conocemos, sino que dividían el mes en tres zonas separadas por días clave: las Kalendae, que correspondía al primero de mes, las Nonae, que ocurrían entre el 5 y el 7 según el mes, y las Idus que acaecían el 13 o el 15 del mes. El "kalendis Aprilibus" era el primer día de abril, y el "kalendis Ianuaris" el primero de enero. "Idus Martias" fue una fecha trágica para César, pues fue asesinado el 15 de marzo, aun cuando un invidente le avisó de su trágico fin al decirle "Guárdate, oh César, de los idus de marzo".
Los días anterior y posterior a estos tres, también recibían un nombre propio marcado por los prefijos pridie y postridie. El "pridie nonas Iulias" era el anterior al 5 (nonae) de Julio, o el "postridie kalendas Martias" era el posterior al primero (el kalendas) de marzo (Martias).
El resto de los días del mes no recibían nombre, sino que se numeraban según su posición con respecto al siguiente día del calendario que tenía nombre propio. El "tertium kalendas Decembres" era el 28 de Noviembre (tres días antes del primero de Diciembre), o el "septimum Idus Iulias" era el 7 de julio (San Fermín, siete días antes del idus -el día 13- de Julio). Los romanos no tenían el concepto de cero, y contaban siempre todos los días, de ahí que fuera el 7 y no el 6 de julio como hubiéramos contado nosotros. Para designar la víspera se anteponía el prefijo "ante diem" (el día antes de), de forma que "ante diem sextum kalendas Martias" era el 24 de febrero (la víspera del sexto día anterior a la kalenda -el día 1- de Marzo, ya que Febrero tenía 29 días antes de que le quitaran uno para dárselo a Agosto). En los años bisiestos, se añadía un segundo día 24 de febrero, de tal manera que a éste día se le nombraba "ante diem bis sextum kalendas Martias", bis-sextum, ¿le suena a algo?. Por éste clon del 24 de febrero reciben su nombre los años bisiestos para nosotros, y no porque ese día se duerma dos veces la siesta.
Por cierto, ¿no le suena a nada "kalendae"?, quizás tenga algo que ver con "Kalendario" ¿no cree?

11 marzo 2010

La Pascua de Ascensión (I)



Repasando mi agenda donde guardo todos los eventos familiares, me di cuenta que tenía la misma onomástica repetida dos veces. Al parecer, en el repaso del año pasado, noté que la onomástica no aparecía en el día que tenía asignado y creyendo que había olvidado registrarla, la volví a introducir pero con fecha distinta, a pesar de que ya estaba registrada con la fecha del año pasado. De ahí la duplicidad. No sabiendo cual de las dos era la correcta, llamé a la persona en cuestión, y me dijo que la duplicidad era posible, porque su santo caía cada año en días diferentes. Me resultó extraño que fueran fechas distintas, así que me puse a investigar la razón de esta variación, y el resultado de mi labor es lo que paso a exponerles ahora.

La onomástica en cuestión es el día de la Ascensión. Ésta se celebra en distintas fechas, pero no de forma aleatoria: coincide con el cuadragésimo día después del Domingo de Resurrección. Supuse que habría de ser éste el que sufriera variaciones, y no el de la Ascensión. En Domingo de Resurrección es un día muy especial en la liturgia cristiana, tanto que otras celebraciones clave lo toman como referencia para marcar su fecha en el calendario. Cuarenta días por delante de él tenemos el Miércoles de Ceniza, fecha en que da comienzo la Cuaresma. Una semana antes del Domingo de Resurrección es el Domingo de Ramos, con el que se inicia la Semana Santa. Tras el Domingo de Resurreción (o de Gloria), sigue como hemos dicho, la Ascensión (40 días después), Pentecostés (50 días después), Corpus Christi (jueves siguiente a Pentecostés) y la Santísima Trinidad (domingo siguiente a Corpus Christi). Como habrán apreciado, ninguna de estas celebraciones tiene un día marcado en el calendario, sino que son x días antes o después de tal otro, o "el domingo siguiente a". Siendo este día como es, el centro neurálgico de la liturgia cristiana, ¿Cómo es que no tiene una fecha fija?. O mejor aún, ¿Cómo se establece la fecha en que ha de ser el Domingo de Resurrección?.

Como cualquier otra conmemoración, la fecha de la celebración ha de coincidir con el aniversario del hecho que se celebra, y para celebrar el Domingo de Resurrección tendremos que aproximarnos lo más posible a la fecha en que ocurrió ésta. Los datos de que disponemos son escasos y parcos, y muchas veces aluden a fechas de forma difusas. Ello dificulta la labor, pero no obstante se puede llegar a determinar con cierta precisión. Incluso algunos estudios han dado como fecha más probable de la muerte de Jesus el 3 de abril del año 33 de nuestra era (1).

Por desgracia, en los primeros años del Cristianismo no habían computadoras ni redes de información, y sólo se manejaban escasas fuentes históricas. Básicamente, la única datación cronológica con la que se podía contar eran los textos de las Sagradas Escrituras. Sigamos pues el razonamiento de aquellas gentes y averiguaremos el porqué de esta caprichosa asignación de fechas al santo de mi amiga. Recordemos que tratamos de hallar la fecha en que habremos de conmemorar la Resurrección.

En las Escrituras nos hablan de que Jesús acudió a Jerusalén para celebrar la Pascua, y es por estas fechas en las que transcurre su Pasión, Muerte y Resurrección. Pero no hemos de tomar como referencia la Pascua cristiana -que obviamente no existía aún-, sino la Pascua judía, o mejor dicho, la Pésaj, periodo de siete dias en que el pueblo hebreo conmemora su salida del reino de Egipto, dando fin a su período de esclavitud e iniciando el largo periplo de su Éxodo.

El calendario judío es lunisolar (2), y el año comienza con el equinoccio (3) de primavera en el hemisferio norte (otoño en el hemisferio sur), el cual se hace coincidir con el mes de Nisán. Una singularidad del calendario hebreo es que cuentan los días de ocaso a ocaso en lugar de medianoche a medianoche como hacemos nosotros. Otra es que se toma como primer día del mes lunar aquél en que finaliza la luna nueva y comienza el cuarto creciente, aunque éste no sea más que un leve resplandor en el lado derecho de la Luna. Tradicionalmente, la celebración de la Pascua judía ocurre en la luna llena del mes de Nisán, luego es en el 14 de ese mes. Los calendarios judío y romano no coinciden al tener como base ciclos distintos (el de la luna y el del sol), pero la situación de los astros es inequívoca e independiente del tipo de calendario que usemos.

Con esto ya tenemos una aproximación a la fecha que estamos buscando, pero necesitamos algo más de precisión. Sabemos que Jesucristo celebró la Pésaj (la Última Cena), así que su muerte y resurrección debieron ocurrir tras ésta, o sea, tras la primera luna llena que sucede después del equinoccio de primavera.

Los textos bíblicos coinciden en que Jesús resucitó un domingo (concretamente, "el día siguiente al sábado" -o sabbath-). Con este dato ya podemos elaborar una teoría más precisa de cuando hemos de conmemorar la Resurrección. Para celebrar la resurrección debemos elegir el domingo posterior a la primera luna llena de la primavera, fecha que parece ser bastante precisa y concreta.

Los preparativos de esta fecha tan singular exigen conocer con antelación suficiente el emplazamiento de ésta en el calendario, y ya puestos, nada impide que calculemos la fecha de los años venideros, elaborando tablas pascuales que nos sirvan de apoyo. Así nos ahorramos de tener que ir mirando la fase de la luna para determinar el inicio de la celebración. Para calcular estas tablas hay que tener en cuenta las fases de la luna, el equinoccio de primavera, la duración del mes lunar (29-30 días), la duración del año solar y los siete días de la semana. El cálculo es complejo, más aún si se tiene en cuenta que el movimiento de la Tierra alrededor del Sol (traslación, que marca los años trópicos) no está sincronizado con el movimiento de rotación de la Tierra sobre su propio eje (que define la duración del día y de la noche), y éstos a su vez tampoco lo están con el movimiento de la Luna en torno a la Tierra (que definen las fases lunares). Conseguir un cálculo preciso de los meses lunares basado en los años solares es harto difícil, y, dada la época, se puede usted imaginar el galimatías que se podría haber creado. Cada sede eclesiástica celebraría la Pascua en una fecha u otra dependiendo de sus predicciones lunares, que no tenían por qué coincidir.

Era preciso un consenso para que todos celebraran la pascua en la misma fecha. No en vano se tiene noticia de que en el concilio de Arlés (año 314) ya se trató el tema de la discrepancia calendaria de la pascua, y se estableció que fuera el papa quien fijara la fecha de su celebración, y que informara después a todas las iglesias enviándoles epístolas. No sería desatinado pensar que con la precariedad de los medios de comunicación de la época, estas epístolas no llegasen a tiempo, o incluso se perdieran por el camino. Posiblemente algunas de estas iglesias siguieran fijando por sí mismas la fecha de la Pascua porque pocos años después, en el 325, el tema se volvió a tratar en el Concilio de Nicea.

El Emperador Constantino en el Concilio de Nicea. Imagen conmemorativa

En efecto, en el Concilio de Nicea se consiguió establecer una fórmula o algoritmo por el que todas las sedes eclesiásticas pudieran fijar de forma autónoma la fecha de la pascua sin necesidad de epístolas papales, y que ésta fuera la misma para todas. Dados los paralelismos con la fe judaica, también era preciso dotar de identidad propia a este cálculo y no hacer referencia alguna al método hebreo para averiguar la fecha de la Pascua. De esta forma, se rediseñó el método cristiano para calcular la fecha, y quedó de la siguiente manera:

  1. El Equinoccio de Primavera ocurre el 21 de marzo de cada año
  2. El domingo de Resurrección será el domingo siguiente al primer plenilunio tras el equinoccio de primavera
  3. Si el Domingo Pascual coincidiera con el inicio de la Pésaj judía, éste se trasladará al siguiente domingo del calendario

Con este algoritmo conocido como "COMPUTUS" se delimita un conjunto de fechas posibles para iniciar la Pascua, que puede caer en cualquier domingo entre:
  • a) El 22 de marzo. Estaríamos en el caso extremo más temprano posible: que el 21 de cayera en sábado y éste sábado hubiera luna llena (¿Me siguen?). El siguiente domingo al plenilunio sería precisamente al día siguiente, o sea el 22 de marzo. Éste sería el Domingo de Pascua de Resurrección más temprano posible.

  • b) El 25 de abril (34 días después). Éste sería el caso extremo más tardío posible. Si el plenilunio fuera el 20 de marzo, como el 21 es equinoccio, y tenemos que buscar el domingo siguiente al primer plenilunio después del 21 de marzo, tendríamos que esperar un ciclo lunar completo para decir que ésta sería la primera luna llena de la primavera. O sea, 29 días después (el 18 de abril). Y si el 18 de abril cayera en Domingo, la fecha se desplazaría una semana entera para que no coincidiera con la Pascua Judía, o sea, el 25 de abril.
La estipulación del Concilio de Nicea parece ser convincente, bastante científica y racional, pero contiene errores de bulto. Los veremos en una próxima entrega.



(1) Según un artículo publicado en la revista NATURE, vol. 306, 22/29 Diciembre 1983, págs 743-746. Disponible en :http://www.tinet.cat/~msanroma/crucifixio.html. Se usa un cálculo astronómico bastante preciso y se apoya en la ocurrencia de un eclipse de luna que probablemente tornó parte de ésta en color rojizo, dando lugar al símil de la "Luna de Sangre" de la que hablan las escrituras tras la muerte de Jesús.

(2) Calendario Lunisolar. Es un sistema de conteo del tiempo que se basa tanto en las fases de la luna como en las estaciones del año solar. Para el conteo de meses usan las fases de la luna, dando lugar a meses de 28 y 29 días. Pero un el ciclo de 12 meses lunares no coincide exactamente con el año solar de 365 días, sino que comprende 354. Si queremos que el conteo de meses coincida con alguna de las estaciones del año, es preciso introducir un ajuste que amplíe la duración del año lunar, añadiendo un mes más de vez en cuando para que el año lunisolar coincida con el año solar.

(3) El equinoccio es un punto en la trayectoria de traslación de la Tierra alrededor del sol tal que que el día tiene igual duración que la noche en todos los lugares del mundo salvo en los polos. Hay dos equinoccios en un año, que corresponden con el fin del invierno y el fin del verano respectivamente.

06 marzo 2010

Escepticismo y sentido común


Hubo un tiempo, hace muchos, muchos años, en el que los hombres soñaron con un mundo donde  razón y lógica triunfaran, en el que la humanidad superaría la superstición y demagogia que habían frenado su progreso durante miles de años y en el que la paz y armonía serían la consecuencia inevitable del triunfo de la razón. Nadie entonces podría reirse del mismísimo Cándido cuando afirmara que "vivimos en el mejor de los mundos posibles". Corría el siglo XVIII y los ilustrados esperaban instaurar su revolución en pocos años.


Trescientos años después es evidente que "el mejor de los mundos" no se ha materializado. Cierto es que la ciencia y tecnología han avanzado en este tiempo más que en el conjunto de los 400.000 años de historia humana. Pero al margen de sus éxitos, las religiones experimentan un claro rebrote, en algunos casos como Rusia o Vietnan con proporciones explosivas, en otros los telepredicadores consiguen audiencias de "Gran Hermano". La superstición inunda los medios de comunicación y la gente es presa fácil de una publicidad nada preocupada por la veracidad. Usamos a diario dispositivos GPS que aplican la teoría de la relatividad para corregir la dilatación del tiempo, mientras con la otra mano llamamos por móvil al consultorio astrológico.

Los "racionalistas" actuales son tolerados en el aspecto científico y tecnológico pero son vetados en lo político y social. Ser escéptico ha pasado a ser sinónimo de incrédulo, antisocial, negacionista, mente cerrada y lleva camino de convertirse en insulto. Triste destino para un término que significaba todo lo contrario (sképsis significa indagación, revisión, duda). Un escéptico debe estar abierto a todas la posibilidades, pero también dudar de todas ellas. A diferencia del escepticismo clásico, que negaba la posibilidad del conocimiento objetivo, el escepticismo científico utiliza el pensamiento crítico para seleccionar el más razonable. Para su desgracia un escéptico siempre cuestionará argumentos, pedirá pruebas y sobre todo intentará tener una idea propia. Esta es su manera de emitir un "postjucio", algo muy diferente del "prejuicio" que se le atribuye.

¿Qué ha fallado? Esta pregunta sigue martilleando las mentes de muchos grandes pensadores. Se ha argumentado que todos llevamos un escéptico dentro, pero el notable esfuerzo mental que supone así pensar, nos desanima en el empeño. Otros claman a los poderes fácticos, ¿Qué sistema político admitiría un sistema de enseñanza donde los alumnos aprendieran los trucos de la propaganda política, donde se cuestionará a sus gobernantes como norma?,¿Cómo formar partidos políticos cuando cada uno tiene ideas propias? ¿Acaso permitirían las grandes multinacionles unos consumidores inmunes a la publicidad, que comprobaran la veracidad de sus afirmaciones? ¿Acaso las religiones permitirían que los fieles barajasen la posibilidad de varios tipos de dioses, o de creadores o de creaciones?

Bueno, he leido diversos artículos y libros sobre el tema y, sin considerarme ni ser un experto, tengo mi propia opinión sobre el particular (vaya por Dios me pillaron...). Quizás haya algo de cierto en los argumentos anteriores, pero yo creo que la causa fundamental es que el escepticismo carece de sentido común. Ya sé que los primeros "ilustrados" solían aludir precisamente al sentido común, pero en este caso el término no hace referencia a la postura más sensata en cuanto lógica, ni a la más común, en cuanto popular. Simplemente me refiero a que nuestro bagaje genético incorpora en nuestra psiquis mecanismos de toma de decisiones, que todos compartimos y que de alguna manera constituyen nuestro "sentido común como especie". Espero que escépticos y filósofos perdonen esta licencia interpretativa. Pues bien, como decía, sospecho que este sentido común no es nada escéptico.

1.-Somos supersticiosos por naturaleza: nuestros genes están programados para la superstición. Es algo que como vertebrados compartimos con mamíferos y aves, pertenece pues a nuestro sistema límbico, a nuestros instintos reptilianos, como el respirar o el dormir. Este hecho fue demostrado por el Dr. B.F. Skinner, que no es el profe de Burt Simpson sino un renombrado psicólogo conductista. Una caja skinner es una jaula aislada de influencias y estímulos exteriores y dotada de uno o varios interruptores que el sujeto de estudio, por lo habitual una rata o paloma, puede activar. Al hacerlo recibe alimento como premio. La caja se programa para que el animal descubra secuencias determinadas de obtención del premio, por ejemplo 3 picotazos seguidos, algo que no les lleva mucho tiempo descubrir. Nosotros sabemos que la conexión interruptor-alimento, es un mecanismo eléctrico, pero esto es algo que escapa del todo al cerebro de la paloma o rata, para ellos es algo así como la danza de la lluvia. Sus cerebros, como el nuestro, están diseñado para establecer cualquier posible conexión entre sucesos de su mundo, para buscar patrones, no tienen que conocer el porqué, basta conseguir el premio. Es curioso que en los experimentos no resultó necesario premiar siempre el acierto, bastó que el sujeto obtuviera recompensa en un 10% de las ocasiones. Pero lo más sorprendente fue cuando Skinner programó la caja para diera alimento al azar, con independencia de lo que, en este caso la paloma, hiciera. En realidad todo lo que tenía que hacer el animal era sentarse y esperar el alimento, pero no fue ese el resultado. Seis de cada ocho animales desarrollaron una conducta supersticiosa, esto es desarrollaron falsas relaciones causales. Unas aves giraban en redondo unas tres veces seguidas en sentido contrario al reloj, otra se lanzaba de cabeza contra uno de los rincones de la jaula, otras sacudían la cabeza como levantando una cortina, algunas desarrolaron un balanceo pendular de la cabeza. Este "hábito", subsistía incluso después de que el sistema de premio hubiera sido desconectado. Está claro que esta conducta supersticiosa es nuestra versión de las herraduras, gatos negros, romper un espejo, pasar bajo escaleras, y miles de dichos más relacionados con la mala suerte. Nuestro cerebro es propenso a crear falsas relaciones causales y creer en ellas. Sólo con un 10% de éxito resultará aceptable para perpetuar esa superstición. Pero10% es inferior al porcentaje de remisión espontánea de una enfermedad(20%), o mejor dicho que nuestro organismo la cura. Todos los brujos, curanderos, estafadores juegan con ventaja, sólo necesitan un número suficiente de pacientes para obtener algunas curaciones "milagrosas" y que esos éxitos los avalen. Lo mismo ocurre con el horóscopo, se pueden realizar predicciones al azar, algunas serán ciertas y esas le darán fama. Las posibilidades son infinitas y ciertamente se han aprovechado muchas de ellas.


Cabe pensar cómo un mecanismo tal ha podido ser seleccionado evolutivamente, pero es el caso que algunos modelos matemáticos (Foster & Hanna Kokko,2008) demuestran que a veces una falsa relación casual puede ser beneficiosa para la supervivencia. Por ejemplo y sin entrar en le cálculo de probabilidades, asociar el ruido de la hierba al moverse con un depredador es erróneo, pues normalmente será sólo el viento. Pero actuar bajo esa creencia errónea aumentará nuestra seguridad. El modelo es bastante más complejo pues a menudo el posible número de causas es elevado. El animal, mejor dicho su programación neuronal, debe balancear entre el coste de estar equivocado y el de estar en lo cierto. A menudo no es necesario que mejore la supervivencia simplemente basta con que no la empeore.

2.-"Donde fueres haz lo que vieres". Este sencillo refrán resume otro poderoso mecanismo de selección de alternativas que opera en todos los animales sociales. Su base selectiva es la misma que en el caso anterior, y cuenta con la ventaja de seleccionar en un mayor número de casos la apuesta ganadora. Cuando debemos acometer una acción o decisión de la que carecemos de experiencia, sobre la que no somos expertos es de "sentido común" recurrir al denominado argumento de autoridad. Es decir seguimos al más sabio o más experto, a menudo al jefe de la manada, en la confianza de que él sabe lo que se hace, o en todo caso está vivo para contarlo. En ausencia de este viejo sabio, aplicaremos el argumento democrático, y tomaremos la decisión más popular. Si nos unimos a una gran manada lo lógico es actuar como ella, pues si han tenido tanto éxito reproductivo será por algo. En ambos casos no necesitamos saber cual es la relación causa-efecto correcta a nuestra tesitura, simplemente el mero hecho de la supervivencia del prójimo es un buen argumento. Sin embargo el pensamiento crítico, y muy especialmente el método científico, rechaza de entrada ambos argumentos, el progreso científico se basa en la idea de todo nuestro conocimiento es erróneo y debe mejorarse, cualquier ley con el tiempo será reemplazada o completada por otra mejor. Un caso extremo es la teoría de la gravedad de Newton, que fue relegada por la más general teoría de la relativad de Einstein. Por eso todas las afirmaciones deben ser falsificables, es decir deben poder demostrarse falsas. Los alumnos deben cuestionar y con el tiempo superar a sus maestros. Pero mucho me temo que en un ámbito más tribal o en una manada, ponerse a cuestionar al jefe puede acarrearte graves consecuencias.

Además encontrar la solución correcta, es un proceso de prueba y error, y en las situaciones prehistóricas, las que configuraron nuestro cerebro, errar suponía, con frecuencia, la muerte. Supongo que los investigadores anteriores del modelo matemático de la conducta supersticiosa (Foster & Hanna Kokko), podrían elaborar otro modelo para analizar qué porcentaje de errores podría cometer una sociedad cualquiera. O dicho de otro modo qué cantidad de escépticos puede tolerar sin comprometer su supervivencia. Obviamente esto ya no rige, tal presión selectiva no actúa, pero evolutivamente es posible que haya actuado el tiempo suficiente para favorecer ese sistema de toma de decsiones. Quizá los resultados de un modelo tal indicaran que para una manda la solución óptima es tolerar un reducido porcentaje de neuronas escépticas, así como mecanismos de transmisión eficaz de sus aciertos.

3.- cuestión de jerarquía: somos sociedades jerárquicas, recuerdo que no estoy hablando en términos históricos ni políticos sino evolutivos. Hemos desarrollado mecanismos de ascendencia social, y estamos dispuestos a pelear por ser el macho alfa, y... el dichoso macho alfa, que te quitaba el bocata al ir a clase, no tolera que se le cuestione. No se me ocurre manera de calcular cuántos escépticos cuestionando el status quo habrán sido objeto de combates a muerte, lapidaciones, hogueras, decapitaciones y cosas de esas que la selección natural tuvo a bien instruirnos. Bajo esta consideración los individuos escépticos tienen una menor probabilidad de éxito, salvo que ellos mismos sean el macho alfa.


Así las cosas, el "irracionalismo" parece tener una honda base evolutiva para haber sido seleccionado evolutivamente, para que los mecanismos neuronales que determinan nuestra conducta supersticiosa, nuestra toma de decisiones y nuestra jerarquía estén inscritos en nuestros genes. Borrar esa memoria genética no es tarea fácil, no es simplemente esforzarnos en pensar con sentido común, no es necesario que hayan ocultas conspiraciones, es simplemente que el sentido común con que nos ha dotado la naturaleza no es el de la razón y lógica, sino el de la supervivencia. Aún así no tengo duda de que es un objetivo loable y alcanzable, pero.. ¡Ay Cándido, hijo mio! me parece que tu mejor de los mundos posibles va a tener que esperar mucho, mucho tiempo más.

03 marzo 2010

Particiona y Vencerás



Vivimos y trabajamos entre incertidumbres y posibilidades. Confiando en que no nos ocurra ningún contratiempo, o mejor dicho, en que la remota posibilidad de que nos ocurra nos permita desarrollar nuestra existencia con cierta normalidad. En unas ocasiones se trata de eventos fortuitos cuya posibilidad de que ocurran consideramos remota. No nos preocupamos en prevenirlos, aunque sus consecuencias son harto problemáticas. Consideramos que eso no nos puede pasar a nosotros. Y aún así, podemos sufrir un apagón una noche, o tener una semana de lluvias torrenciales o nevadas que nos impidan trasladarnos, o que se nos rompa la lavadora, o sufrir un accidente. En cambio, hay otros que sabemos que se van a producir, aunque no sabemos cuando. A éstos tampoco no les prestamos mucha atención porque sus consecuencias son leves. Quedarnos si gas a medio ducharnos, o que se funda la bombilla del aseo, por ejemplo. Confiamos en que tardarán mucho en producirse, y aunque su destino es cierto, sus efectos no nos alarman.

Lo que no consigo entender es cómo no nos protegemos de aquellos "siniestros" que tienen una gran posibilidad de ocurrir y cuyas consecuencias son nefastas para nosotros. Los fallos de los ordenadores son un ejemplo de esto último. A pesar de que sus MTBF (Medium Time Before Failure, tiempo medio de funcionamiento antes de que se presente un fallo) son muy altos, como cualquier máquina de factura humana no duran para siempre y al final fallan igual que un día su coche dice que no quiere arrancar. Los discos duros son los elementos más mecánicos de todos los componentes de un ordenador, y los más sujetos a averías por simple desgaste. Y se rompen, vaya que si se rompen. Por eso recomiendo que en cuanto usted oiga un ruido raro proviniente de su disco duro, lo cambie de inmediato. No deje que ese "clac-clac-clac-clac" se repita, o será demasiado tarde, pues antes o después le fallará, délo por seguro. En otras ocasiones, el problema no está causado por un fallo mecánico, sino que tiene que ver más con el software que con el hardware. La pérdida del sector de arranque del disco duro (MBR, Master Boot Record), o de la tabla de particiones por un fallo de corriente o un apagado impetuoso del sistema, o la presencia de los temidos virus informáticos son dos ejemplos claros. Ante estas eventualidades, pueden realizarse maniobras de recuperación que con más tiento o menos pueden solucionarnos el problema. Pero cuando todas estas herramientas de recuperación fallan, no le quedará más remedio que reinstalar al completo su sistema operativo.

La reinstalación es costosa en términos de tiempo, pero no tanto como el esfuerzo que supone recuperar la información de un disco duro enlazando sectores desvinculados y recuperando sectores defectuosos a mano. La resintalación es un método que siempre funciona, aunque produce la parada en seco de la operatividad del ordenador, ya que comporta el formateo de ese disco que causa problemas. Y el formateo significa la desaparición de todos los datos que el usuario hubiera guardado en ese disco. Ésto es sumamente estresante y desesperante para el usuario ("¿Voy a perder las fotos de los últimos seis años?")

El culpable de esta situación bien pudiera ser el afán de protagonismo del propio sistema operativo. Por defecto, Windows tiende a ocupar enteramente su disco duro la primera vez que lo instala en su ordenador. Esta ambición por acaparar su disco no tiene otra misión que evitar que otros sistemas operativos (entiéndase principalmente, Linux) puedan convivir con Windows y hacerle sombra. La técnica del polluelo del cuco: echar a los demás huevos fuera del nido para evitar la competencia por el alimento.

¿Debemos acatar la voluntad de Microsoft? Ciertamente no. MS se aprovecha de la falta de conocimientos de los usuarios, haciéndoles creer que esa esa la única forma en que puede funcionar Windows: utilizando todo su disco duro. Y como no hay otro espacio habilitado para ello, usted guarda sus fotos, vídeos, música, documentos, etc. en el mismo lugar en que reside Windows. Y por eso, cuando Windows falla y hay que reinstalar, sus datos se pierden.

Existe una forma sencillísima de evitar la pérdida de datos por una reinstalación del sistema, y está a nuestro alcance desde el invento del PC. Consiste en particionar el disco duro. Particionar el disco significa dividirlo en zonas independientes (no dividirlo físicamente, sino dividir su estructura lógica) de forma que el sistema operativo "crea" que tiene dos o más discos instalados en lugar de solamente uno.

(Imagen cortesía de Silicon Graphics International)

Lo más básico es dividir en dos su disco duro y destinar cada una de estas zonas a contener datos de distinta naturaleza: en una partición residirá el sistema operativo y los programas que vaya instalando, y en la otra residirán sus datos personales, a salvo de futuras reinstalaciones. Cuando tenga que formatear el disco para reinstalar el sistema operativo, esta operación sólo afectará a la partición donde residía el sistema operativo, ya que ésta se verá como si fuera un disco por sí mismo. La otra partición quedará intacta, tal como quedó antes de que se quebrara el windows.

Lo bueno es que el proceso de particionado puede realizarse con posterioridad a la instalación del sistema operativo, y aunque ya tenga instalado Windows, todavía está a tiempo de dividir su disco en dos o más particiones dedicadas a albergar y proteger sus datos. Hay muchos programas de gestión de discos y particiones, pero por lo general es mejor que funcionen fuera del entorno de trabajo de Windows. Ésto se consigue utilizando un CD o un pendrive desde el que es posible iniciar el programa particionador sin tener que iniciar Windows antes. Gparted es uno de los más usados en el terreno del software libre (Sí, otra vez el amigo Linux por aquí).

Si desea usar algún programa del estilo de Gparted, recomiendo encarecidamente que se se informe con detalle y precisión, y que se asesore por ese amigo sabelotodo de la informática que todos tenemos. Si es posible, haga pruebas con un ordenador viejo, o con un disco nuevo que no contenga datos. Y cuando se decida a utilizarlo en su PC, haga una copia de seguridad de todos sus datos. Particionar es sencillo si se sabe hacer, pero si no sabe lo que está haciendo se puede ocasionar una pérdida total de datos difícil de recuperar.

Gparted en funcionamiento.

Tras el particionado, Windows le mostrará la existencia de dos discos duros. El primero tendrá la etiqueta "C:", y será donde se ubique el propio sistema operativo. El otro (u otros, pueden haber más) tendrá asignado otra letra distinta (D:, E:, F: …). A partir de este momento usted deberá tener la precaución de enviar al segundo disco duro todos los archivos que no quiera que se borren en caso de tener que reinstalar el Windows.


Curiosamente, los mismos analistas que impusieron la condicion de que Windows campara a sus anchas por el disco duro, pensaron en que los usuarios avanzados podrían hacer un uso parecido al que he comentado anteriormente de las particiones, y habilitaron la opción de cambiar el lugar de residencia de la carpeta "Mis Documentos". Esta carpeta, que es donde todos tenemos por costumbre guardar nuestros archivos, y de la que "cuelgan" las carpetas de "Mis Imágenes", "Mis Videos", "Mi Música", etc. es suceptible de ser trasladada automáticamente a esa partición que hemos creado. Tan sólo ha de pulsar con el botón derecho encima del ítem "Mis Documentos" que aparece al pulsar el botón de "Inicio" y elegir "Propiedades". Verá que al clickear en "Mover", puede cambiar la ubicación de la carpeta de destino, trasladandola a su recien estrenada nueva partición. Al pulsar "Aplicar", todo el contenido previo de "Mis Documentos" pasará a la nueva ubicación, y de ahora en adelante, lo que guarde en "Mis Documentos" irá a parar a esa partición. Con ello habremos preservado de la quema todos los archivos personales.

Esta medida no es la panacea. Nadie esta a salvo de que su disco se estropee mecánica o eletrónicamente hablando, y de este desastre nadie le va a salvar. Por ello no se fíe nunca, y haga copias de seguridad frecuentes en otro soporte distinto del disco duro de su ordenador (DVD, discos externos, pendrives, etc.).

Gparted nuevamente en acción: se está redimensionando el tamaño de una partición recien creada. Véase la facilidad de uso: hay tiradores a ambos lados de la banda verde que representa la partición para que el usuario alargue o acorte a derecha o a izquierda.

/* Nota:Como curiosidad, los sistemas *NIX tienden a particionar más aún los discos. Por ejemplo, al instalar Linux se crean al menos tres particiones: la root o raíz ("/"), la partición para datos de usuarios ("/usr"), y la partición de intercambio de memoria ("/swap"). Hay un documento donde se estructura el contenido, nombre y tamaño de los directorios de un sistema Linux. Consúltese en un buscador "Filesystem Hierarchy Standard" y se entenderá lo que digo al leer el documento */

/*Nota2:
Windows no es malo francamente hablando; más bien diría que es ladino. En la instalación se ofrece la posibilidad de cambiar el tamaño de la partición donde residirá el sistema, permitiendo reservar parte del disco para otros usos. Lo que ocurre es que por defecto, el instalador de Windows utiliza todo el espacio disponible en la primera partición del disco ( si no existe, la crea él mismo), y el usuario no suele cambiar esta asignación, dejándola tal cual le conviene a Microsoft.
También ocurre que con el instalador de Windows no se puede crear otra partición que no sea de Windows , ya sea EXT2, EXT3, SWAP, ReiserFS, JFS, HFS, etc. Es una sutil forma de impedir la presencia de otros sistemas operativos que coexistan con el de MS*/