Bienvenidos al blog del Capitán Malaspina y sus secuaces donde encontrarás reflexiones sobre ciencia, tecnologia, informática y otras cosas de pensar.

30 enero 2010

El ascensor espacial (II)

He de reconocer que, como la mayoría de la gente, me enteré de esta idea a través de la obra del genial Arthur C. Clarke y su novela “Las Fuentes del Paraiso” (1979). Algo después, rebuscando por la red, supe que la idea original pertenecía al físico ruso Konstantin Tsiolkovsky un auténtico genio visionario con un talento sólo comparable a personajes de la talla de Julio Verne. El concepto de ascensor espacial es simple, consiste en la colocación en órbita geosincrónica a 35.790 km de la Tierra, de un masa importante (un asteroide, una estación orbital o incluso una prolongación del propio ascensor) de la que pende un cable hasta la superficie de la Tierra. A través de este cable podría ascender un vehículo o una cabina. Se trata de la forma más económica, segura y eficaz de elevar grandes cargas al espacio, además constituye una excelente plataforma de lanzamiento de satélites a otras órbitas o trayectorias pues no hay que olvidar que el propio ascensor posee una velocidad de rotación importante que ahorraría gran parte del impulso necesario. Clarke y Tsiolkovsky lo consideraban un paso inevitable por su extrema lógica.
La primera pega de este concepto es que quizás sería más adecuado denominarlo “teleférico espacial” puesto que no funcionaria con un sistema de contrapesos y polea como los ascensores auténticos sino con una cabina que se desliza a través de una cable. Si bien su belleza radica en la sencillez de los principios físicos implicados, sí es preciso entender éstos adecuadamente.

El primero de ellos es el de órbita geosincrónica. Viendo a los astronautas en sus naves haciendo graciosas cabriolas en ingravidez, yo solía pensar que colocar un objeto en órbita era poco menos que llevarlo arriba, muy arriba, al espacio donde la gravedad no lo afectara y ponerlo a dar vueltas al planeta. Poco después supe que efectivamente los astronautas son concienzudamente entrenados para dar esas "graciosas piruetas" y que sólo aquellos capaces de ejecutarlas con singular gracia, la denominada “gracia celestial”, son finalmente seleccionados para la misión. También descubrí que un objeto en órbita es aquel que describe una trayectoria alrededor de un planeta a una velocidad tal que la fuerza centrifuga contrarresta exactamente la atracción gravitatoria a esa altura (velocidad orbital), por eso los astronautas flotan (precedidos por su necessers...). Por si se lo plantean, teóricamente es posible colocar un satelite en órbita a ras del suelo, sólo que para compensar la gravedad a esa altura su velocidad debería ser enorme. En la práctica esto es totalmente imposible, pues los astronautas perderían rápidamente todos los puntos del carné y los depósitos municipales almacenarían ingentes cantidades de naves espaciales, tal es la entrega de nuestros cuerpos de orden en estos días de crisis. Sin embargo sí hemos colocado muchos objetos “casi” a ras del suelo, en las denominadas órbitas bajas a unos 300 km de altura. Es el caso de la Estación Espacial Internacional, a sólo 360 km de altura por encima de nuestras cabezas precisa una velocidad de 27.743 km/h. Debido a diversas perturbaciones orbitales, la nave se va frenando y pierde cada día unos 80 metros de altura, que periódicamente deben ser recuperados encendiendo los motores.
Si lo piensan 360 km es muy cerca, algo así como la distancia de Murcia a Madrid que en coche hacemos tranquilamente en unas tres horas, es decir si nuestro coche en lugar de coger la autovia ascenderia en vertical a idéntica velocidad llegaríamos a la EEI en tres horitas de nada. El caso es que conforme buscamos órbitas más altas, la atracción gravitatoria disminuye y las velocidades orbitales requeridas son menores. Y como muchos estarán imaginando debe existir una altura a la que la velocidad orbital coincida con la velocidad de rotación de la Tierra. Esta altitud corresponde a los 35.786 km, (esto si es alto). De manera que un objeto situado en esa órbita tarda 24 h en dar una vuelta al planeta y si lo hace a siguiendo el ecuador parecerá estático desde la superficie de la Tierra. Esa órbita es conocida como órbita geosincrónica. Existen también órbitas geosíncronas elípticas y otras que no necesariamente pasan por el ecuador, pero el caso es que las órbitas geosincronas circulares ecuatoriales se llaman orbitas geoestacionarias, o órbita de Clarke. Curiosamente Arthur C. Clarke popularizo las órbitas geoestaconarias y los ascensores espaciales. Pues bien justo en ella debe situarse la primera parte del ascensor espacial, en este caso el contrapeso. Se ha propuesto que el contrapeso podría ser una estación espacial, o incluso un pequeño asteroide capturado al efecto.

El segundo concepto es de de tensión. Un cable cable de casi 36.000 km por muy fino que sea, supone un gran peso, millones de toneladas. Al mismo tiempo la fuerza centrífuga del contrapeso ejerce un empuje en sentido opuesto al de la gravedad y al menos de igual magnitud. La suma de ambos componentes genera una gran tensión para cualquier porción del cable situada entre ambos, aunque la magnitud de la misma será variable durante el recorrido. Hasta hace unos años, éste era el mayor obstáculo p
ara su construcción, encontrar un cable que no colapsara bajo su propio peso y que soportara tensiones de hasta e unos 380 GPa (1 gigapascal son mil millones de pascales, es decir, mil millones de newtons por metro cuadrado). Ni el acero, ni el kevlar son lo suficientemente resistentes. Se pensaba que serían precisas varias décadas para encontrar un material con tales propiedades, pero he aquí que en 1991, el japonés Sumio Iijima publicaba un artículo en la prestigiosa revista Nature titulado "Helical microtubules of graphit carbon". Allí describía las propiedades de una de las cinco formas alotrópicas del carbono, más conocida como “nanotubo”. Estos nanotubos podrían soportar la tensión y el sueño se hizo nuevamente posible. Aunque todavía no sabemos como diseñar una máquina capaza de ser puesta en órbita y fabricar 100.000 km de cable de nanotubos de carbono (dita sea...!).

Suministro de energía: una de las ventajas del concepto de ascensor espacial es que la nave, cabina o lo que finalmente sea que suba por el cable no necesita transportar enormes cantidades de combustible explosivo o de ningún tipo, ya que podría suministrársele de varias formas desde tierra. Es una de las cuestiones fundamentales a resolver pues es una tecnología a desarrollar por completo. Se han propuesto ideas de los más variopintas para este respecto, desde transmitir energía mecánicamente a traves de sacudidas en el propio cable en tensión, micro-ondas, láseres apuntando a paneles solares, ondas magnéticas como las de algunos trenes bala. Un impulso fundamental para la selección de esta tecnología lo supuso el Space Elevator Price un concurso dotado con un premio de 900.000 dólares para el primer equipo que consiguiera diseñar un elevador capaz de subir por un cable de 900 metros una carga de 11 kg. Tras una primera convocatoria fallida, el 6 de noviembre de 2009 la empresa LaserMotive se adjudicó este premio. Gracias a este ejemplo ya nadie alega este particular como un grave obstáculo para la construcción del ascensor.


El paso final es colocar una cabina, un vehículo o lo que se desee, que porte el mecanismo capaz de ascender por el cable. Una de las grandes ventajas de este sistema es que la velocidad no importa demasiado, transportar pesadas cargas al espacio no es cuestión de velocidad sino de conseguir un coste reducido. Más velocidad significa más energia y más energia más consumo. En el caso de humanos puede plantearse como una paseo de unos días, a la velocidad de los trenes bala actuales, unos 300 km/h, algo perfectamente posible conforme va disminuyendo la atracción gravitaroria, el viaje puede durar unos cinco días. Se ha pensado que el transporte de viajeros se realice en cómodos alojamientos, a estilo de hoteles que contengan las distracciones necesarias. Los pasajeros no sufriran grandes aceleraciones ni sobresaltos, no será necesaria una selección de los más dotados de la “gracia celestial”.



Las perspectivas actuales son buenas, hay no menos de cinco empresas dedicadas enteramente a su construcción, se celebran congresos científicos sobre el tema, las principales agencias espaciales del mundo (NASA, ESA, Japón) están destinando millones de dólares a su desarrollo. Cuentan que en una conferencia se le preguntó a A.C. Clarke qué fecha estimaba probable para su construcción, después de pensarlo un poco respondió “cincuenta años después de que todo el mundo deje de reirse...”. Pues bien ya nadie se ríe, pero es posible que hayan de transcurrir cincuenta años. Liftportgroup una empresa privada, ha anunciado que su primer ascensor espacial estará construido para octubre de 2031. Se trataría de un modelo básíco, para cargas no muy pesadas pero completamente funcional. El coste estimado de la construcción es de 10.000-20.000 millones de dólares, ¿mucho? En realidad no, es más barato que el proyecto de transbordador espacial, es del orden del precio de creación de nuevos cohetes, es mucho menos de lo que sólo en España se ha prestado a los bancos para superar la crisis, y por primera vez, es un cose recuperable por explotación. Lo que es seguro es que a raíz del primero en funcionamiento, la revolución será imparable, no existe competencia posible para los precios de puesta en órbita de artilugios. Construyendo en órbita por módulos de una manera económica, no existirán las severas limitaciones actuales al tamaño y peso que expuse en la primera parte. Hoteles, puertos espaciales, grandes naves espaciales, etc. estarán al alcance económico y técnico de cualquier empresa privada. La auténtica conquista del espacio comenzará entonces.


He buscado con interés entre los miles de reseñas disponibles en la web algún video que pudiera ejemplarizar las posibilidades de esta tecnología y tras muchos pensarlo he seleccionado éste, merece la pena verlo.

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27 enero 2010

Afectados por los Virus




Ojo. Digo afectados, no infectados. Infectado estaba el portátil de un amigo que estuve limpiando el fin de semana pasado donde el troyano Bagle, variante "I", se había hecho dueño del sistema. Tras varias horas de escaneo y limpieza con diversas herramientas, al fin el portátil empezó a ir "fino" en lugar de quedarse "pajarico". La verdad que el dueño, ignorante de la necesidad de protegerse frente a este tipo de ataques, usaba el portátil como los indios cherokees montaban a caballo: "a pelo"; esto es, sin antivirus. Y así le fue: casi doscientos archivos infectados por un rootkit persistente y más pesado que una visita de los Jestigos de Teová a la hora de comer.

Entre escaneo y escaneo fui pergeñando la idea que me ocupa ahora, de que todos estamos afectados por los virus, o mejor dicho, por los antivirus. Y es que realmente, los virus informáticos han dado lugar a una industria muy específica que se ha hecho necesaria y de la que todos quieren algo del pastel. No hablo de los daños y molestias que puede llegar a ocasionar la aparición y propagación de un malware en su ordenador, sino de que las medidas preventivas también suponen un coste adicional que -aunque todos hayamos asumido como normal-, está ahí y debemos atenderlo. Coste que podemos expresar tanto en unidades monetarias (el precio de la adquisición y mantenimiento anual de una suite antivirus), como en Mega-FLOPS (unidades de medida del rendimiento de un ordenador), pues obligamos a nuestra maquinita a mantener funcionando constantemente un vigilante privado siempre atento a las amenazas de los virus. Y esto no es gratis.

Si no, pensemos en algo que nos ha pasado a todos: pongamos que acabamos de estrenar un flamante ordenador marca "PC-zito". La máquina va rápida como una centella, vaya, como si estuviera corriendo un Windows 3.11 en nuestro Quad-Core a 3,0Ghz. Pero hete aquí que queremos conectarnos a la red y necesitamos protección contra estas páginas y mails ávidas de captar nuestra atención para colarnos el código maligno ("Vade Retro, Satán"). Hala, pues le ponemos un antivirus y listo. No me adentraré en el turbulento y proceloso Mar de las Discusiones Antivíricas, pero sí comentaré algo que me ha hecho gracia desde siempre. Cada vez que preguntamos a los “entendidos” de nuestro entorno sobre el software antivirus que recomiendan, las respuestas son siempre del estilo de: "Hombre, yo uso el 'Kitat dn 1/2 Antivirus Suite' versión Pro. Es el mejor, y nunca me ha pasado nada, me lo detecta todo". Y lo dice así, con la boca ancha "me lo detecta TOOOODOOOO". ¡¡Haaaalaaaa!!. Lo que el tipo éste no le dice a usted es que antes usaba el "Echat PA 1 L.A.O. Essential Antivirus System" que también era el mejor hasta que un día se le coló un gusano que le dejó frito el ADSL y fue cuando decidió cambiar el antivirus. O sea, que no hay antivirus malo … ni bueno tampoco.

Sigamos: ¿Qué pasa después de instalar el antivirus? pues que la máquina se vuelve torpona, se ralentiza, comienza a hacerse pesada, y, conforme instalamos más programas, llega un momento en que para iniciar el Güindons le da tiempo a uno no ya de tomar un café, sino de recolectarlo, secarlo, tostarlo, molerlo, y pedirle azúcar a la vecina mientras sale de la cafetera. Decepcionante y crispante al tiempo. Pero es que esto es normal, oiga. Aparte de los problemas intrínsecos del registro de Güindons, usted ha puesto dentro de su "PC-zito" al Gran Hermano, -y no me refiero al bodrio de Tele-5, sino al espía omnipresente inventado por George Orwell-. O como diría Tolkien, ha puesto "Un ojo que todo lo ve y al que no se le escapa nada", un ojo que no permite que nada funcione si no es con su permiso y bajo su supervisión. Vaya, que su "PC-zito" ahora es territorio de Mordor y el malvado Saruman vigila desde lo alto de la CPU oteando el horizonte, pero en plan de bueno de la peli.

Pero al revés que ocurre en la película, esto no se hace por arte de magia, sino empleando los recursos de su sistema informático, de ahí que su flamante máquina se haya vuelto tan ñona y remolona. Aquí está el efecto colateral de los virus al que me refería y que a todos nos afecta. Con la proliferación de virus, troyanos, gusanos, spywares, keyloggers, virus de macro, hijackers y demonios "emplumaos" más listos que las ratas "colorás", se nos ha forzado a todos los usuarios a introducir en el arranque de nuestros sistemas un programa de vigilancia que no hace otra cosa que robar memoria y tiempo del procesador a nuestras aplicaciones favoritas. Si usted usa el ordenador de uvas a peras y sólo para navegar por internet y chatear por el "Mesenyer", pues no lo apreciará mucho. Pero en el momento en que se ponga a trastear con trabajos audiovisuales, donde se procesa gran cantidad de archivos o archivos de gran tamaño (audio, vídeo o fotografía), sí que lo notará. No digo ya cuando compila programas o utiliza aplicaciones que hacen un uso intensivo de la unidad de coma flotante de la CPU.

/* Haré un inciso para romper una lanza en favor de los "linuxeros" y los "maqueros": todo lo dicho antes es válido para los sistemas "Güindons", las arquitecturas de Linux y de OS/X (1) están tan bien pensadas que de partida no está expuestas a los virus. La implementación de permisos de usuarios y de directorios y archivos es tan buena que impide las infecciones de los virus informáticos desde el propio kernel, haciendo innecesario el uso de antivirus.
*/


Así que cuando vaya a comprar un nuevo PC en el que residirá "Güindons", piense también que un porcentaje de la capacidad de proceso de su nuevo ordenador la va a destinar usted a tener en marcha el antivirus, y quizás merezca la pena un procesador más rápido que el que tenía pensado. Con esto pasa como con la Agencia Tributaria: cuando uno trabaja, ya sabe que al menos una mensualidad de su sueldo bruto irá a parar a las arcas de Hacienda lo quiera o no. Pues aquí una parte de su dinero la va a destinará usted a mantener funcionando el antivirus, lo quiera o no.

Sé que para muchos, el tema será baladí, pues con los 3,0Ghz de media de velocidad de reloj de los procesadores actuales, van sobrados. Es cierto. Pero son los céntimos de la SGAE: ¿qué necesidad tiene usted de tener que dedicar parte de esa capacidad de proceso a tener en marcha el antivirus porque su sistema operativo es inseguro y vulnerable? ¿No hubiera sido mejor un planteamiento como el usado por Unix?

Y ahora me da la vena confabulacionista y salta la pregunta del millón: ¿Quién cree que se beneficia de esto? A mí se me ocurren varias respuestas ¿Y a usted?.

Saludos. Pulsar Informaticks

(1) Si es blanco con manchas negras, tiene cuernos, muge y da leche, tiene toda la pinta de ser una vaca ¿no?. Todos sabemos que Linux es una implementacion gratuíta de un sistema UNIX. Lo que pocos saben es que las capas más internas OS/X están basadas en DARWIN BSD, un microsistema que utiliza servicios basados en la Berkeley Software Distribution, un S.O. que a su vez es una implementación de … ¡UNIX!. ¡¡Qué casualidad!! ¿Verdad? Otra vez el hermano mayor de Linux por aquí. Por algo será.

23 enero 2010

El ascensor espacial (I). Cambio de rumbo en la carrera espacial

Admitámoslo, la tecnologia de los viajes espaciales hace tiempo que quedó obsoleta, o mejor dicho es arcaica, ineficiente y ha tocado techo. Alcanzó su máxima gloría con las misiones Apolo a la Luna, y cuando creíamos que Marte era el siguiente paso, que el resto de planetas nos esperaban, que construiríamos enormes estaciones espaciales, la carrera espacial terminó de facto y desde entonces ha sido incapaz de superarse.

No es sólo la falta de presupuesto, ni la pérdida de interés del ciudadano de a pie, es sencillamente que la tecnología utlizada no es capaz de más. Entiendanme, me estoy referiendo a los sistemas de transporte en sí, no a los logros científicos que han sido muchos y sorprendentes.  Por contra los intentos de modernización representados por la flota de transbordadores espaciales estadounidense (por cierto hoy a la venta y en rebajas) quedaron ridiculizados cuando ante la falta de seguridad se tuvo que reciclar las naves soviéticas Soyuz con más de cuarenta años a sus espaldas y así poder prestar avituallamientio a la Estación Espacial Internacional.

Si reflexionamos un poco sobre la tecnología que estamos utilizando hasta la fecha, veremos que, en esencia, no ha variado desde la propuesta de Julio Verne en su novela "De la Tierra a la Luna" (1865). Si bien éste soñó alcanzar la Luna en una bala de cañón, convertida en nave espacial, nosotros le dimos la vuelta al invento y disparamos un cañón a la Tierra, haciendo que sea el propio cañón, ahora llamado cohete, el que se eleve.

Los cohetes son por su propio diseño peligrosos y costosos. El impulso lo logran mediante la explosión controlada y continuada de un combustible, normalmente hidrógeno líquido. Basícamente creamos una enorme bomba en cuyo extremo atamos un pequeño receptáculo donde los astronautas (ciertamente valientes) serán catapultados con el impacto. Esta bomba es tremendamente inestable, ya que el hidrógeno ha de conservarse a temperaturas extremadamente bajas hasta el momento de su explosión .  En realidad, es un milagro, que debemos al buen hacer de los ingenieros, el que no se hayan producido más accidentes.

Un problema adicional es que esta explosión precisa un corburente, el oxígeno, el cual si bien abundante a nivel del suelo comienza a escasear conforme se progresa hacia el espacio, lo que obliga a transportar una enorme cantidad del mismo. Para rebajar peso los cohetes se van liberando de los depósitos vacios por etapas que se destruyen por la fricción con el aire al caer. En conjunto la carga util de un transbordador espacial es de 24 t. para un  peso de la nave de 2.000 t. (un 0,1%).  Este hecho y la circunstancia de que  gran parte de la nave es de un sólo uso hacen que el coste sea extremo y esté sólo al alcance de los grandes consorcios gubernamentales. Con un coste de 20.000 $ por kilógramo puesto en órbita, la idea de hacerse un hotelito en las alturas no ha resultado muy atractiva a la empresa privada hasta hace bien poco. Para hacernos una idea, el coste del primer hotel espacial, a la sazón  la Estación Espacial Internacional,  con sus 232.693 kg se ha estimado en los 100.000 millones de dólares. Con estos precios mejor no preguntar por la habitación y dejar esa opción sólo a algún multimillario excéntrico (el primer turista espacial Denis Tito pagó 20 millones de dólares, es decir todo el coste de la expedición).

No ha ocurrido pues como en los años dorados de la aviación, cuando la entrada de la empresa privada permitió el desarrollo de una economía de escala, y en sólo un par de décadas el transporte aéreo era ya un hecho habitual, amén de la exploración de multitud de nuevos diseños y prototipos. Una excepción muy destacable son los recientes intentos de la X PRize Foundation de atraer a la industria privada al sector (premios Ansari y Google Lunar). A raíz de esta competición han florecido las primeras empresas privadas espaciales como Blue Origin, Virgin Galactic, Bigelow Aerospace,SpaceX, SpaceDev,etc., curiosamente varias de ellas pertenecen a esa generación de multimillonarios que internet y la informática hizo ricos y ahora sueñan con ir más allá. Está claro que estas empresas van a entrar a revolucionar el sector, van a abaratar los precios de una manera impensable para las corporaciones gubernamentales y tecnológicamente van a suponer un soplo de aire fresco. Pero aún así creo que las limitaciones de la tecnología de propulsión no van a permitir ir mucho más allá. La spaceshipone alcanza sólo los 100 km de altura, no llega ser siquiera una órbita baja, el coste por encima de ésta altura se dispara. Si soñamos con hoteles espaciales necesitamos otra tecnología (salvo, claro está,los hoteles inflabes de Bigelow Aerospace).

No es por tanto sorprendente, que la tendencia actual en satélites espaciales y en exploración espacial sea la "minitaurización". Los satélites habituales (>1000 kg), dieron primero paso a los minisatélites (100-500 kg), a los microsatélites (10-100 kg) y los nanosatélites (1-10 kg) . Se están realizando ya pruebas con picosatélites (<1 kg). Se intenta además que la fabricación sea a partir de componentes comerciales, con todo esto el coste de puesta en órbita de un picosatélite se sitúa en unos asequibles 65.000 $.  Pero claro lo que nosotros queremos es ver a los astronautas montados en un hummer dando brincos por Marte y no a un modesto Spirit moviéndose unos pocos metros al dia tras mucho pernsárselo.

Así pues, ¿qué opciones tenemos nosotros, modestos mortales, de llegar a ver en vida, una flota estelar o de realizar un tranquilo paseo espacial?. Pues muy pocas, sin embargo hay dos tecnologías que podrían hacerlo posible, pero supondrían un cambio de rumbo radical en la industria aeroespacial. Una son los vehículos scramjet,  capaces de ir al espacio y regresar  sin necesidad de transportar toneladas y toneladas de combustible, les dedicaré en el futuro una entrada en el blog. La otra, y ciertamente la que para mí posee un mayor potencial, consiste en hacer sencillamente un ascensor que suba hasta los 35.000 km!! Tdos sabemos que es más barato subir en ascensor que en un cohete, la rebaja de costes permitiría poner en orbita un satélite o una persona por unos cientos de dólares. Construir un hotel espacial, una gran nave o una ciudad ya no sería tan caro ¿Qué empresa no se lo plantearía? No es una entelequía, es factible, la tecnología y los materiales ya existen. Su coste no es desorbitado,  está al alcance de gobiernos como el español.  


Y si se lo preguntan, sí,  como todos los grandes sueños hechos realidad comenzó como una novela ciencia-ficción (A. Clarke) pero ya no lo es, diferentes equipos y empresas compiten por ser los primeros en conseguirlo, y hay una fecha: 2019.  Sus pasos y la base física y tecnológica del ascensor ocuparan la segunda parte de esta entrada.

Sigue en El ascensor espacial (II)

20 enero 2010

La visión de Superwoman (Tetracromía y feminismo)

No sé si recordareís un manifiesto de clara índole sexista que hace algunos años circuló por la red sobre la simplicidad masculina. Se presentaba como un intento desesperado para obtener la comprensión del sexo opuesto, basándose en una irónica sencillez masculina frente a la complejidad femenina, algo por supuesto muy discutible. Sin embargo he de reconocer que algunas de sus afirmaciones me hiceron saltar lágrimas de pura risa. Una de éstas hacia referencia a nuestra incapacidad para distinguir los mismos cólores que las mujeres ("...¿qué diablos es el color fucsia?..."). Y es que, quien más y quien menos, se ha enfrentado a esa hora crítica en la que para pintar la casa, elegir ropa y últimamente hasta para comprar el coche, se nos ha requerido una capacidad cromática que excede en mucho nuestras posibilidades. Las mujeres parecen poseer auténtica pasión por poner adjetivos a los colores; verde pistacho, azul marino, rojo pasión, etc., algo que para que ellas lo entiendan, nos suena así como rojo fútbol, azul toalla o verde gusano.

Donde nosotros sólo vemos un color, ellas parecen discenir todo un universo de tonalidades, mezclas y, me atrevería a decir, nuevos colores. Más de uno ha pensado que tras esa "cromoadjetivación" compulsiva subyace un auténtico complot feminista, cuyo único objetivo es evidenciar nuestra clara, y para algunos ya asumida, inferioridad.

Pero es el caso que algo de cierto podría haber en el asunto. Parece ser que algunas mujeres podrían ser tetracrómatas. Término que desgraciadamente no tiene nada que ver con el sexo y que voy a intentar explicar.

Como los aficionados a la fotografía saben, todos los colores que vemos pueden obtenerse por combinación de los tres colores primarios, a saber; rojo, verde y azul. Esta circunstancia es debida a que nuestro sistema visual hace exactamente lo mismo, percibe esos tres colores y los procesa a posteriori para obtener los demás. Las células encargadas de la fotorecepción están alojadas en el fondo del ojo, en la retina y son los bastones, para visión en blanco y negro pero de alta sensibilidad (visión escotópica) , y los conos, para visión en color. Un cono en particular sólo es sensible a uno de estos tres colores, þor eso se dice que los humanos tenemos visión tricrómica (en realidad somos parcialmente tetracrómicos pues, a baja intensidad lumínica los bastones tambien pueden contribuir algo a la visión en color). No es una casualidad que el rango de longitudes de onda que, de forma conjunta, perciben esas células y que denominamos precisamente radiación visible, coincida con la porción más energética del espectro solar una vez atravesada la atmósfera. Es decir; nuestra visión está optimizada para nuestro planeta (lo siento somos terráqueos, no provenimos del planeta Reticulín). Como tampoco es casualidad que la clorofila, la molécula que usa la luz para crear materia orgánica, sea más sensible al verde que es la longitud de onda del espectro visible procedente del Sol que globlalmente porta más energia.


A escala biológica se trata de toda una anomalía, ya que lo normal entre los mamíferos es la dicromía, que no es una visión en blanco y negro sino la percerción de la gama de colores que pueden formarse por combinación de sólo dos primarios. Hace unos seis millones de años el ancestro común de humanos y chimpances sufrió una mutación en el gen que codificaba los bastones y se duplicó, dando lugar a tres tipos de bastones en lugar de dos. El nuevo tipo de bastón era sensible a longitudes de onda muy diferentes, y permitió la percepción de una gran número de colores en una banda del espectro luminoso muy adecuada para distinguir frutas y su madurez. Como por entonces nuestro ancestro poseía una dieta frugívora,  la mutación resultó muy útil y  fue rápidamente favorecida y por esto hoy día humanos y chimpancés vemos el mundo como lo vemos,... de color de rosas?

Sin embargo existen numerosos peces, insectos, anfibios y aves que son tetracrómicos, es decir perciben el mundo a través de cuatro colores primarios. No es que vean más tonos de color, sino que ven más colores. En general la longitud de onda percibida por el cuarto tipo de cono es el ultravioleta. No ponemos imaginarnos la visión del mundo de estos animales, algunos documentales han intentando mostrar algo de lo que supone la visión adicional del UV y demuestran, para frustación nuestra, que el mundo está hecho para ser visto combinando cuatro colores y no sólo tres. Probablemente la mejor analogía que pueda hacerse estos dias es comparar la Tierra tal y como la conocemos con "Pandora", el maravilloso planeta de la reciente película Avatar de James Cameron. Les adjunto una figura con la gama de longitudes de onda a la que son sensibles algunos pájaros.

Pues bien, y por fin llegamos al meollo de la cuestión, parece ser que recientemente en los humanos el gen que codifica los bastones (gen OPN1MW) ha sufrido una nueva duplicación y ha ocasionado individuos con cuatro tipos de conos. Como quiera que el OPN1MW pertenece al cromosoma X y es de carácter recesivo, es decir que para que sea funcional requiere que ambas copias sean mutadas, sólo se puede activar en mujeres . Ya saben las mujeres tienen dos copias (XX) y los hombres sólo una (XY). En este caso el nuevo tipo de cono presentaría su máxima sensibilidad luminosa entre el rojo y el verde. Otorgándoles una mayor capacidad de diferenciación en los tonos intermedios entres ambos colores, es decir tonos ocres (perdón tonos naranja frambuesa caramelizados?). Como ver no es lo mismo que mirar, esta capacidad implica que además el cerebro es capaz de procesar esta información de manera innata.

¿Se imaginan?, un animal monocromático percibe unos 100 tonos en este caso de grises, un bicromatico 100000 (100x100) ya en color, un tricromático 1.000.000 colores (100x100x100) y las mujeres poseedoras de esta mutación  100x100x100x100= 100.000.000 de colores y todos comprendidos entre el rojo y el verde. Curiosamente en el rango de tonos próximos a nuestro color de la piel. ¿Acaso viene de ahí la afición al maquillaje? Donde nosotros vemos una piel morena, ¿ellas ven una piel a manchas de diferentes colores? ¿por eso no combina nuestra camiseta con los zapatos? ¿Saben si estamos enfermos por nuestro tono de color? ¿Ven a través de la ropa?

Así que amigo mio, cuando vuelvas casa y descubras tu salón recién pintado con un verde (fosforito?) que parece atravesar la esencia de tu ser, y cuyos fotones mutan tu mismísimo ADN, induciéndote un estado de cólera, antes de rechistar, recuerda que es sólo tu limitada visión masculina la que te impide apreciar en todo su esplendor la genial combinación de colores con que tu pareja ha decidido obsequiarte.

Como nota final creo que debería añadir que esta variación genética al ser reciente y que se sepa no aportar ventajas selectivas determinantes, no ha difundido mucho entre la población y sólo estaría presente en el 2% de las mujeres, es decir, alguna mentirosilla hay por ahí...

"Cosas veredes amigo Sancho", cosas veredes...

19 enero 2010

WriteMonkey o la "Censillez"

(By Pulsar Informaticks)







Tuve un profesor en la universidad que nos planteó una pregunta que por lo trascendente parecía para hecha imbéciles:

"¿Cuál creen ustedes que es el tamaño ideal del código de una función en lenguaje C?".

Todos quedamos perplejos, no sabíamos si era un chiste o una chanza o una pregunta de nota. Hubo muchas y diversas respuestas, a cual más dispar. Daniel Sánchez (que así se llamaba) nos dijo con esa voz potente que llenaba el aula de sabiduría:

"Una pantalla"

¿Lo cualo?. ¿Cómorrr?. ¿Una pantalla?.

"Una pantalla. El texto de una función de lenguaje C no debe tener mas de 25 líneas de 80 caracteres cada una. Una Pantalla."

(Para situaros cronológicamente, los supernovedosos IBM-AT acababan de llegar a la por entonces Escuela Universitaria de Informática, recién traidos allende los mares. Máquinas de 1MB de memoria y procesador 80286 de 16 bits a 12Mhz que corrían un sucedáneo de UNIX llamado Xenix. Llevaban la segunda tarjeta gráfica que sacó IBM: una EGA que permitía gráficos dee 640x350 a 16 colores, pero no había entornos gráficos y se trabajaba en modo texto de 25 líneas por 80 columnas. Entonces la chispa de Linux aún no había saltado en la mente de Torvalds, aunque Andrew S. Tanennbaum había sentado ya los inicios al incluir el código fuente de Minix en el libro "Operating Systems: Design and Implementation".)

"Miren ustedes" -prosiguió- "la excelencia radica en la 'censillez'. Con una función que sólo ocupe una pantalla ustedes pueden leer todo el código sin darle a las teclitas para mover el texto arriba y abajo. Hacerla más grande sería hacerla más compleja y dificultar su lectura. 25 líneas de código son zufisientes en cualquier caso". (No, no he cometido ningúin un error ortográfico. Daniel intercambiaba entre sí la "c" y la "s" cuando ambas aparecían en la misma palabra, en el resto de los casos, pronunciaba correctamente).

Pues siguiendo los preceptos de mi respetado Daniel Sánchez, hoy, como ejemplo de "censillez", os traigo al que se ha convertido en mi editor de textos favorito: Write Monkey. Una aplicación de aspecto primitivo que para mí es el antídoto del tan extendido Word. Puro "Zenware", como dicen sus autores.

Write Monkey es un editor a la antigüa usanza, esto es, solo permite escribir textos. Con Write Monkey no se asignan márgenes, tipos del letra, color, números de página o estilos. Nada de eso. El objetivo de Write Monkey es la escritura, que te centres solamente en lo que quieres transmitir, que toda tu atención y concentración se fije en el contenido del mensaje, y no en las formas. Además Write Monkey abarca toda la pantalla, y no muestra iconos, ni menúes, ni globos de aviso que te despisten de tu labor redactora. Solo lo que has escrito. El menú solo aparece al pulsar el botón derecho. Obviamente no está preparado para escribir una tesis, un libro o una revista. Pero viene que ni pintado para una pequeña carta, un mail más largo de lo normal o un blog.




La idea me la aportó el blog de Alberto Pena, "ThinkWasabi", donde hablaba de las excelencias de WriteRoom, un editor de textos del que WriteMonkey es un clon. Según el propio Pena: "La mayor virtud de WriteRoom es su filosofía simple, directa y espartana. Persigue que te concentres única y exclusivamente en la escritura. Y a fe que lo consigue". El problema era que Alberto, como todos los seres de inteligencia superior que conozco, usa máquinas y aplicaciones basadas en entornos de alta productividad. Es decir, que usa un Apple iMac. En este orden luego vienen los supermanitas y no por ello menos inteligentes que viven el Linux (Linux no se usa, se vive, como el Atlético de Madrid). Y después estamos el resto, que quedamos relegados a usar alguno de los "Güindons" que hay por ahí. Alguien dijo que el castigo de los mediocres no es serlo, sino saberlo. Pero aquí el castigo era mayor que eso. Resulta ya típico que las buenas aplicaciones Mac no se porten al resto de sistemas operativos (a voz de pronto, me viene a la cabeza el "Things"). Y WriteRoom no iba a ser la excepción: tampoco estaba disponible para "Güindons", solo para el entorno Mac. Bueno, no era cuestión de cambiar mi escueto PC (más exprimido que las naranjas de diciembre) por un flamante iMac 20" simplemente para poder usar el WriteRoom, así que comencé a buscar un sucedáneo que funcionara "ventanalmente". Y me topé con Write Monkey. La verdad me gustó mucho, era una copia idéntica de las funcionalidades del WriteRoom, o sea, un WriteRoom "Güindonsizado". Estupendo. Pero me gustó más aún cuando observé que podía tunearlo a mi gusto porque era (y es) bastante configurable. De serie, la apariencia de Write Monkey es tipo IBM-PC o Amstrad PCW: fondo negro con letra en verde fosforito. AGGHHH! La cambié de inmediato para adaptarla a la apariencia de mi amado WordPerfect 5.1: Fondo azul oscuro (RGB: 0,64,128), Letra: fuente Consolas a 11pt, en color azul clarito (RGB: 119,210,255). Y lo mejor para el final: sonidos del teclado como los de las viejas máquinas de escribir (esquema de sonido "Old Typewirter"), todo un lujo.

Y así hasta ahora, en que me encuentro escribiendo este texto con el repiqueteo de los martillos tipográficos en mi ordenador y el tintineo de la campanita del retorno de carro.

Probadlo, no os defraudará. Además, es freeware, o sea que no os costará nada.
Tenéis la aplicación y los plugins para sonido y diccionarios en:

http://writemonkey.com/index.php

Saludos. Pulsar Informaticks.