Les pongo en situación: la zarzuela narra la historia de Marola, una muchacha que regenta una taberna en el puerto de Cantabreda. Marola está enamorada de Leandro, y Leandro le corresponde, pero en silencio. Marola no tiene muy buena reputación que digamos. Leandro es una persona normal, bien posicionado socialmente, pero de Marola se dice lo contrario. Se dice que Marola es la esposa de un contrabandista huido de la justicia y escondido en alguna parte cerca de la localidad. Leandro sufre porque no quiere dar crédito a las habladurías, pero por otro lado tampoco tiene pruebas para echarlas por tierra. Sabe que las mujeres, presas de la envida, descargan contra Marola toda clase de vilipendios, pues ven que sus maridos prefieren los incómodos taburetes de la tabernera del puerto a los afables sofás de sus casas. Él no ve rasgos de malicia en su rostro, ni en sus maneras ni costumbres, y sufre al verse presa de una situación en la que no sabe si aceptar como buenos los dimes y diretes de Cantabreda y olvidarse de Marola, o hacer caso de lo que le dice su corazón sin tener en cuenta el qué dirán. También sufre por Marola, a quien tiene que ver soportar este escarnio al que el resto del pueblo la está sometiendo sin razón.
Leandro canta esta romanza consumido por la desesperación. Aunque todo apunta a que Marola no es de fiar, su corazón de dice algo totalmente distinto. “No puede ser, esa mujer es buena” canta Leandro. Y es que, amigos, cuando Plácido se convierte en Leandro, se te mete hasta en la médula y te hace compartir su sufrimiento hasta el punto de hacerte llorar. Por muchas veces que lo oigas, siempre te pasa lo mismo.
Así que si quieren darse una buena patulea de lagrimeo clickeen aquí:
Permítanme una licencia final para dar las GRACIAS (con mayúscula) a Conchita, pues sin ella no hubiera descubierto el encanto de la Zarzuela. A mí, que desde hace décadas soy un seguidor acérrimo de todo lo que sean guitarras eléctricas semi-distorsionadas y secuencias pentatónicas de doce acordes. Sigo siendo igual de acérrimo que antes, sólo que ahora me siento más completo.
Saludos de Pulsar Informaticks.
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